• El interés real de los depósitos se sitúa en negativo por primera vez desde 2013
  • El rendimiento medio de los nuevos depósitos a 12 meses de los hogares se limita al 0,18%
dinero, inversión, euros

La inflación está de vuelta en España. Y en su retorno trae consigo una buena dosis de efectos secundarios. Como el recrudecimiento de la represión financiera. O lo que es lo mismo, que los españoles ya perdemos dinero de manera real con los depósitos bancarios.

Hasta la fecha, que las tasas de inflación permanecieran en negativo permitía que los depósitos aún fueran rentables para el bolsillo de los hogares. Aunque su rentabilidad nominal fuera históricamente baja y cada vez más próxima al 0%, como consecuencia de un contexto en el que los tipos de interés oficiales también están en el 0%, lo cierto es que el rendimiento real continuaba en positivo porque el interés de los depósitos superaba a la tasa de inflación. Esta realidad propiciaba que su rentabilidad real, que es la verdaderamente importante para saber si el rendimiento de un producto permite elevar el poder adquisitivo de una persona, se mantuviera en positivo. Es decir, los ahorradores aún ganaban dinero con los depósitos.

Ahora, sin embargo, la situación ha girado por completo. Según el dato adelantado de inflación publicado este jueves, la tasa de inflación ha crecido un 0,3% en septiembre con respecto al mismo mes de 2015. Se trata del mayor incremento interanual desde abril de 2014. Este viraje viene condicionado por el petróleo, que ha dejado atrás su influencia desinflacionista, determinada porque sus precios venían siendo inferiores a los del mismo periodo del año anterior, para ejercer una presión inflacionista, porque los precios ya son superiores a los de hace un año.

Y mucho más que eso, puesto que este dato confirma un escenario aún más complejo para el ahorro conservador. Según los últimos datos del Banco de España (BdE), correspondientes al mes de julio, el interés de los depósitos a la vista de los hogares se limita al 0,08% y el rendimiento medio de los nuevos depósitos a plazo se sitúa en el 0,19%, con las imposiciones a un año en el 0,18%, las comprendidas entre uno y dos años en el 0,23% y las que superan los dos años en el 0,14%.

Sin subidas de tipos a la vista, el rendimiento de los depósitos seguirá cerca del 0% al menos hasta 2018

Todas estas cifras se encuentran por debajo del dato interanual de inflación conocido este jueves. O lo que es lo mismo, como la inflación es mayor, el tipo de interés real pasa de ser positivo a ser negativo. Y eso implica que ahorrando en depósitos ya se pierde dinero, porque el interés que se cobra con los primeros no da para cubrir el encarecimiento que ya empieza a registrar la cesta de la compra por el retorno de la inflación. No ocurría algo así desde 2013.

Sin que se esperen incrementos en la rentabilidad de los depósitos -en todo caso, bajarán más- y con todas las previsiones apuntando a un progresivo repunte de la inflación, todo indica que esta situación ha venido para quedarse una temporada. De hecho, las nuevas previsiones presentadas este jueves por el BdE reflejan una inflación del 1,5% en 2017 y del 1,6% en 2018, unos registros a los parece imposible que lleguen los depósitos, puesto que el mercado da por hecho que el Banco Central Europeo (BCE) no elevará los tipos al menos hasta 2018.

ARRIESGARSE O PERDER
Esta consecuencia, que se venía vislumbrando en los últimos meses conforme las tasas de inflación iban siendo menos negativas, implica un recrudecimiento de los efectos de la represión financiera. Es decir, el proceso activado por los bancos centrales -en este caso, el BCE- para que los bajos tipos de interés sirvan como incentivo para que el dinero no se estanque -en los depósitos u otros vehículos similares-, sino que se mueva -hacia la bolsa u otros activos aporten financiación a las empresas y la economía-.

Ese proceso se manifiesta ahora con más claridad, puesto que, con las letras a 12 meses ofreciendo rendimientos negativos -la última subasta salió a un rendimiento medio del -0,20%- y la rentabilidad de los depósitos ya en negativo, el ahorro conservador equivale a una pérdida de poder adquisitivo para el bolsillo de los hogares. La alternativa pasa por asumir más riesgos y canalizar el dinero hacia deuda pública a más largo plazo, hacia deuda privada o hacia la bolsa. Es decir, alternativas potencialmente más rentables y, por tanto, con más riesgo en su interior.

La llegada de los tipos reales negativos a los depósitos se produce en un momento en el que el volumen de depósitos de los hogares está alcanzando unos registros históricos en 2016. Según las cifras difundidas esta semana por el BdE, en agosto se situó en los 763.900 millones de euros.

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