• ...aunque los avisos emitidos en los últimos años no se han materializado
  • En el mundo hay más deuda que nunca, respaldada (hasta ahora) por el crecimiento económico
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"Nos encontramos ante la mayor burbuja de bonos soberanos de la Historia". “El mercado bajista de los bonos ha comenzado”… Las advertencias sobre el mercado de bonos proliferan. Lleva años siendo así. Y 2018 no está siendo una excepción. Pero, como en las fábulas, el riesgo es que en algún momento se hagan realidad.

Por el momento, ninguno de estos avisos, lanzados en 2016 por Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano, o por el guru de los bonos, Bill Gross, desde hace también varios años y esta misma semana, se ha cumplido. Pero esto no quiere decir que el peligro no siga latente ni que sus avisos hayan caducado. Y el refrán de 'tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe', puede ser aplicable a la situación actual. Aunque también hay voces que opinan lo contrario. Hay mucha deuda en todo el mundo, cierto, pero no se producirá un estallido desordenado del mercado de bonos ni un cataclismo financiero.

DEUDA RÉCORD

Lo cierto es que en el mundo hay más deuda que nunca, eso es una realidad innegable. La deuda de hogares, empresas, bancos y gobiernos de todo el mundo sumaba al final del tercer trimestre de 2017 193 billones de euros, un nuevo récord tras aumentar en 13,7 billones de euros en los nueve primeros meses del año pasado, según los datos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).

No obstante, a pesar del aumento de la deuda global en cifras absolutas, la ratio en relación al PIB mundial se situaba al final del tercer trimestre de 2017 en el 318%, por debajo del máximo histórico del 321% registrado un año antes. Es decir, la deuda crece, pero la economía lo está haciendo más, con lo que actúa como amortiguador de cualquier riesgo. Al menos por el momento.

Pero, ¿qué ocurrirá cuando se produzca la próxima gran crisis económica? ¿Cómo reaccionará el mercado de bonos ante el próximo shock? ¿Qué pasará cuando la fiesta se acabe? Ese es el razonamiento que siguen quienes defienden una postura pesimista sobre este asunto, cuyas sospechas están prendiendo en el arranque de 2018 por las ventas que se están viendo en los bonos, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio del título baja. En Estados Unidos, la rentabilidad del bono a 10 años ha pasado del 2,43% al 2,60% y en Alemania, del 0,43% al 0,56%. .

No hará falta demasiado tiempo para comprobar la auténtica capacidad de aguante del mercado. Y del mundo. Los analistas del IIF han advertido de que el movimiento simultaneo de varios de los principales bancos centrales hacia cierto endurecimiento de sus políticas monetarias por primera vez en una década puede lastrar la capacidad de hacer frente al servicio de sus obligaciones en el caso de emisores soberanos altamente endeudados.

"Los tipos más altos representan una particular fuente de preocupación para aquellos que han experimentado un profundo deterioro de sus dinámicas recaudatorias, incluyendo Reino Unido, Japón, EEUU y Brasil", señalaron estos expertos.

RENTABILIDAD DEL BONO AMERICANO

Entre quienes defienden que no habrá un cataclismo financiero en el mercado de bonos, figura Lukas Daalder, director de Inversión en la gestora holandesa Robeco. “Dejen de lloriquear sobre la curva de tipos estadounidense”, afirma.

En su opinión, el aplanamiento de la curva de tipos en EEUU no indica señales de recesión ni un menor crecimiento económico. Esta curva representa la diferencia entre los tipos de interés de la deuda pública a corto y largo plazo y su aplanamiento es, para muchos expertos, una importante señal de alarma. Sobre todo porque desde mediados de los años 70 del siglo pasado, todas las recesiones en EEUU han venido precedidas de un periodo en el que esta curva de tipos se ha invertido. Es decir, los intereses de la deuda a 10 años se han situado por debajo de la rentabilidad del bono a 2 años.

LA CURVA DE TIPOS

En estos momentos, la rentabilidad del bono a 2 años se sitúa en el 2,05% y la del bono a 10 años en el 2,60%. Entre ambos, por tanto, apenas hay 55 puntos básicos, la menor diferencia desde 2007. Pero lo importante es que la rentabilidad del bono a 2 años se ha disparado desde el 1,2% de enero de 2017 y ha tocado máximos desde 2008, mientras la rentabilidad del bono a 10 años cotiza ligeramente por encima de los máximos de marzo del año pasado, aunque también ha repuntado a máximos desde 2014.

Mark Haefle, director de inversión de UBS, también considera “exagerado” el titular de que el mercado alcista de 25 años en el mercado de bonos ha terminado

El temor del mercado es que el endurecimiento monetario en EEUU (la Reserva Federal prevé tres subidas de tipos de interés en 2018) termine invirtiendo esta curva de tipos en el presente ejercicio. En opinión de Daalder, la economía tarda unos 18 meses en caer en recesión incluso aunque la curva de tipos se invierta, por lo que de momento los inversores pueden estar tranquilos.

Mark Haefle, director de inversión de UBS, también considera “exagerado” el titular de que el mercado alcista de 25 años en el mercado de bonos ha terminado. En su opinión, “hay pocas razones para la alarma”, porque la demanda de bonos americano continúa siendo saludable.

Este experto señala que la reducción del balance de la Fed será muy gradual y que el banco central lo disminuirá hasta 3 billones de dólares, frente a las 4,5 billones actuales, pero muy por encima del billón de dólares que registraba cuando comenzó la crisis.

Para Haefle, hay pocas posibilidades de que la rentabilidad del bono a 10 años vaya mucho más allá de los niveles actuales, porque las expectativas de inflación permanecen estables. “Estaríamos más preocupados si la subida en la rentabilidad se debiera a un ascenso de los tipos de interés reales, pero estos han bajado 10 puntos básicos”, afirma este experto.

¿'BONDMAGEDDON'?

Desde Pantheon Macroeconomics no creen que vaya a producirse lo que denominan un 'bondmageddon', aunque esperan que la rentabilidad del bono a 10 años termine 2018 en niveles del 3,2%, con “riesgos al alza” para esa previsión.

En su opinión, “cualquier análisis actual sugiere que los rendimientos son muy bajos”, porque éstos tienden a igualarse con el crecimiento nominal del PIB, actualmente en el 4,1%. Desde 1960, el crecimiento nominal del PIB ha sido del 6,5% de media y la rentabilidad del bono a 10 años del 6,2%.

Conforme aumente la inflación subyacente, los rendimientos se acercarán a la tasa nominal de crecimiento del PIB, lo que implica un riesgo muy sustancial al alza para los rendimientos

No obstante, también tienen en cuenta para su previsión la tendencia bajista de la inflación subyacente, actualmente en el 1,8% en EEUU, que tiende a reducir el rendimiento de los bonos. De ahí su previsión de una rentabilidad del 3,2% para el bono a 10 años dentro de doce meses.

Su conclusión es que “la subida en el rendimiento de los bonos no es un 'bondmageddon', pero no hay que ser complaciente”. Y añaden que “conforme aumente la inflación subyacente, los rendimientos se acercarán a la tasa nominal de crecimiento del PIB, lo que implica un riesgo muy sustancial al alza para los rendimientos … durante este año y más allá”.

Y todo esto mientras la economía de EEUU se acerca más a una recesión cada día que pasa, ya que el actual ciclo económica expansivo es el tercero más largo de la historia, con 103 meses consecutivos de crecimiento. Desde julio de 2009. Si a esto le unimos el esperado endurecimiento monetario por parte de los bancos centrales en los próximos meses, está claro que hay razones para permanecer alerta.

Cualquier 'patinazo' de los señores del dinero a la hora de retirar los estímulos inyectados a la economía mundial en los últimos años puede poner en riesgo la estabilidad económica mundial. De ahí que la situación actual recomiende no caer en la complacencia que impera actualmente en el mercado por la fiesta permanente en la que viven las bolsas. Y los bonos.

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