• La moneda helvética ha perdido su tradicional correlación con el riesgo porque se ha visto atrapada en el conflicto geopolítico
  • La culpa de la depreciación, en la divergencia de políticas entre los bancos centrales europeo y suizo
suiza port

Un banco central con una política ultra-flexible de la que no piensa cambiar una coma; una huída de fondos de magnates rusos, amenazados por las sanciones de EEUU, y la pérdida de la confianza de los inversores y del tradicional papel de activo refugio. Un peligroso cóctel de acontecimientos que han arrastrado al franco suizo a su peor precio contra el euro desde 2015, hasta alcanzar los 1,20 francos, justo donde se asentaba el suelo cambiario que la entidad presidida por Thomas Jordan abandonó el 14 de enero de ese año.

No son pocos a quienes todavía se les hiela la sangre cuando se menciona al franco suizo. Tres años y cuatro meses después de aquel miércoles negro para el mercado de las divisas, que provocó una escabechina entre los brokers de Forex de la que algunos jamás se recuperaron y otros no sobrevivieron, la divisa helvética regresa a la “línea roja” que el banco central se esforzó en mantener desde 2011. En aquel momento, en plena crisis económica global, el franco suizo se había sobrecalentado por su papel de activo refugio y se había apreciado un 10% frente a su contraparte europea.

El actual presidente de la entidad, Thomas Jordan, heredó de su antecesor en el cargo, Philipp Hildebrand, el compromiso de mantener al franco bien sujeto. Preservó su legado intervencionista hasta que, en 2015, presionado por los accionistas del banco central suizo -el único del mundo con intereses privados- y sin previo aviso, dejó caer la bomba sobre el mercado. La divisa se apreció un 15% en un abrir y cerrar de ojos y miles de millones de euros se esfumaron de las cuentas de plataformas como Alpari, que tuvieron que echar el cierre.

La depreciación se ha exacerbado tras el último conflicto geopolítico que enfrenta a Rusia y EEUU

¿QUIÉN HA PUESTO LA GUINDA AL PASTEL?

Un giro de 180 grados comparado con el momento actual. Desde aquellos máximos históricos, en 0,9651 francos por cada ‘moneda única’, el franco suizo inició una lenta pero constante depreciación que se ha exacerbado tras el último conflicto geopolítico que enfrenta a Rusia y EEUU. El presidente estadounidense, Donald Trump, que responsabiliza al Kremlin de estar detrás del reciente ataque químico en Duma del régimen sirio de Bashar al-Asad, impuso sanciones al país liderado por Vladimir Putin que afectaron especialmente a los intereses de los inversores rusos en Suiza.

“La reciente debilidad de la moneda, que ha perdido un 2,13% desde inicios de abril, se explica en parte por el impacto del conflicto en Oriente Medio en algunas empresas helvéticas en las que tenían capitales”, aduce Lukman Otunuga, analista de FXTM. Al igual que el declive en el rublo, que se ha dejado un 10% al calor del conflicto en Siria, han sido los flujos de capitales rusos en busca de liquidez y “la falta de interés por mantener el efectivo en el país helvético lo que ha dominado los designios del franco suizo”, explica por su parte Manuel Oliveri, analista de Credit Agricole, en declaraciones a ‘Bloomberg’.

Y aunque este viernes ha remontado modestamente, hasta los 1,1950 francos contra el euro, "la moneda se ha visto atrapada en medio del fuego cruzado entre EEUU y Rusia y ha recibido el impacto de lleno de las sanciones ", comenta Peter Rosenstreich, analista de Swissquote Bank. "Para una economía pequeña y abierta como Suiza verse apresada en una guerra geopolítica es extremadamente arriesgado. Suiza todavía mantiene cierto status entre los inversores de seguridad y privacidad. Entonces, cuando eso se ve amenazado, ciertos inversores se ponen nerviosos”, agrega.

Los operadores han preferido cubrirse comprando el euro o el yen

¿QUÉ FUE DE AQUEL ROL DE ACTIVO REFUGIO?

Los analistas, con todo, no esconden su sorpresa ante la consecuencia directa de lo anteriormente descrito: el franco suizo ha dejado de jugar su papel de ‘safe haven’. Su comportamiento, con unas condiciones de mercado de repunte de la volatilidad y de incremento de las tensiones geopolíticas y comerciales, ha distado mucho de lo que tradicionalmente se ha considerado como un valor refugio. Una situación que no deja lugar a dudas: “Los operadores han preferido cubrirse comprando el euro o el yen”, explica Marshall Gittler de ACLS Global.

“Hay una respuesta asimétrica por parte de las dos divisas ‘refugio’ ante el riesgo”, prosigue Gittler. “En unas condiciones de mercado con un bajo nivel de riesgo, el yen ha recibido más empuje que el franco, pero su incremento lastra más a la divisa helvética que a la nipona”, argumenta el experto.

“La moneda europea ha sido la alternativa favorita al dólar durante las últimas semanas y no el franco suizo”, afirman por su parte expertos de BBH. El incremento de las compras en el euro también obedece a que el Banco Nacional de Suiza (BNS) ha dejado claras sus intenciones de mantener sin cambios su política monetaria ultra-flexible en un contexto en el que los bancos centrales del mundo se encaminan hacia un endurecimiento de sus posturas.

“NO QUEREMOS UNA APRECIACIÓN DEL FRANCO SUIZO”

De hecho, todos los expertos aseguran que, si bien la oleada de ventas de los magnates rusos en busca de liquidez ha sido la guinda del pastel, el declive de la moneda se ha fraguado en la divergencia de políticas entre los bancos centrales europeo y suizo. Impulsado por la mejora de las condiciones económicas en la Eurozona, el Banco Central Europeo (BCE) ha dado pequeños pasos hacia una salida de su política de estímulos, mientras el banco central suizo “está convencido de la necesidad de mantener un franco débil y mantiene una política monetaria expansiva y el compromiso para intervenir en el mercado de divisas”, señala Rafael Alonso, analista de Bankinter.

El BNS mantendrá una política monetaria orientada a debilitar el franco para reactivar aún más el sector exterior

Para Otunuga, la culpa de la depreciación de la divisa hay que buscarla “en esta disparidad”, que se prolongará en 2019. “Mientras el mercado mantiene su optimismo sobre que el BCE pondrá fin a los estímulos a finales de este año y subirá los tipos el próximo, el banco central suizo mantendrá su política sin cambios”, asegura.

Y no sólo eso, en una reciente intervención, Jordan dejó claro que la entidad no tiene sobre la mesa dar un quiebro en su senda flexibilizadora, por el momento, porque “no queremos provocar una apreciación del franco suizo”. Por este motivo, Alonso insiste en que el BNS mantendrá una política monetaria orientada a debilitar el franco para reactivar aún más el sector exterior y la productividad de las empresas suizas”.

Por lo tanto, “los tipos de interés en Suiza –negativos en prácticamente todos los tramos de la curva- desincentivan la inversión en francos suizos en circunstancias normales”, agrega el experto, lo que deja pista libre para que prosiga la depreciación.

Los analistas de Danske Bank no dudan de que los 1,20 francos no son más que una resistencia que, aunque muy importante, la divisa helvética superará a seis meses vista, cuando estiman que cotizará en 1,21 unidades por cada moneda europea. Y van más allá, “esperamos que se negocie en los 1,23 francos contra el euro a doce meses vista”, aseguran.

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