• El futuro inmediato, por no decir el presente, de los alcistas en el euro está en manos de Draghi
  • El giro de 180 grados de la divergencia entre las políticas del BCE y la Fed apuntalan al euro frente a la moneda de EEUU
  • El imprevisible carácter de Donald Trump seguirá siendo el principal foco de atención de los mercados
Europa

La euforia que ha dominado la operativa del euro en las primeras semanas de la estación más cálida del año se esfuma de cara a la segunda mitad del verano. Con la misma velocidad que se apresuraron a vaticinar que el destino del euro eran los 1,20 dólares, analistas y firmas de inversión han plantado un RIP en el rally que la moneda comunitaria ha protagonizado durante los últimos cinco meses.

El dato de empleo de EEUU del mes de julio, mucho mejor de lo esperado, ha frenado en seco el auge de la divisa compartida, pero más allá del avance del mercado laboral de la primera potencia mundial, los inversores siguen escrutando las señales que mandan los bancos centrales para anticiparse al ritmo que piensan reducir su artillería en 2017 y 2018.

Más impredecible es el presidente de los EEUU, Donald Trump, pero es el otro factor de peso que puede facilitar (o impedir) que el euro/dólar cumpla con las previsiones de bancos como Credit Agricole y Credit Suisse, que están entre las firmas que han elevado las previsiones del euro en las últimas semanas. Éste último ha aumentado su objetivo a 12 meses a 1,22 dólares desde 1,15 dólares, mientras que Société Générale ha señalado que la subida a 1,20 dólares es posible en los próximos meses. La última vez que el euro se cambió en estos niveles de precio fue el 2 de enero de 2015.

No son los únicos. Danske Bank también fija sus pronósticos para el cruce rey del mercado de las divisas en estos niveles de precio a seis meses vista, no obstante, no cree que de cara al otoño sea capaz de superar los 1,17 dólares. Por ahora, los expertos de la entidad danesa apuestan porque el euro “ha agotado su momento alcista” y creen que, en cualquier caso, las compras abandonarán a la divisa en la antesala del simposio de bancos centrales que se celebra en Jackson Hole, entre el 24 y el 26 de agosto. Y, especialmente, indican que la creciente presión que se cierne sobre el Banco Central Europeo (BCE), para que exprese su preocupación sobre la fortaleza del euro, “dinamitará los avances de la divisa de cara a la reunión del regulador europeo del 8 de septiembre”.

En el camino que ha recorrido recientemente la divisa europea, que ha escalado más de un 6% desde finales de junio, tiene mucho peso Draghi

De hecho, en el camino que ha recorrido recientemente la divisa europea, que ha escalado más de un 6% desde finales de junio contra su rival estadounidense, tiene mucho peso la creciente expectativa sobre un probable anuncio por parte del presidente del BCE, Mario Draghi, de cuándo y cómo piensa levantar el pie del acelerador de su política ultra-expansiva.

Sin embargo, Kathy Lien, fundadora de BK Asset Management asegura que “la debilidad del dólar es el motivo principal sobre el que se asienta el rally de un 10% de la ‘moneda única’ desde el pasado mes de marzo. Además, ha ocurrido al tiempo que la Reserva Federal de EEUU (Fed) subía tipos de interés -dos ocasiones este año, hasta situarlos en una horquilla que va del 1% al 1,25%-, lo que demuestra, según Lien, que el mercado ha sido escéptico acerca del compromiso del banco central estadounidense con la normalización monetaria.

A los factores ya mencionados, se suman, recuerda Daniel Mármol Santos, Sales Trader de Orey Financial, el impacto de los buenos datos macroeconómicos que ha reportado la Eurozona en los últimos meses (aumento del PIB, descenso de la tasa de paro, estabilización de la inflación, repunte del crecimiento de las economías española y gala), %) y el revuelo alrededor de Trump, que por un lado no ha conseguido convencer al Senado para aprobar su plan sanitario y, por otro, sigue con el despido de funcionarios de la Casa Blanca, y además, continúa con el frente abierto de las investigaciones sobre el ‘Rusiagate’.

EL RALLY DEL EURO, EN MANOS DE DRAGHI

Pero el futuro inmediato, por no decir el presente, de los alcistas en el euro está en manos de Draghi. El italiano acudirá por primera vez en tres años a la reunión de banqueros centrales que organiza la Fed en Jackson Hole y tal como ya hizo en su última aparición en este evento en 2014, cuando anticipó las medidas de estímulo cuantitativo del supervisor europeo, “podría aprovechar para preparar a los inversores ante posibles movimientos por parte del BCE en septiembre”, apunta Mármol- “De este modo, no descartamos que, al igual que en Sintra, vuelva a constatar la buena marcha de la economía en la eurozona y señalar que la política monetaria debería ir acompañando esta evolución”, añade el experto.

Pocos días después, deberá pasar de las palabras a los hechos. David Pina, analista colaborador de ActivTrades, cree que el auge del euro muestra que “hay ciertas expectativas que descuentan los mercados de divisas de que el italiano pueda anunciar en la próxima reunión sobre política monetaria del BCE que empezará a reducir de forma progresiva el actual programa de flexibilización cuantitativa a partir de 2018”.

Es la apreciación del euro lo que obliga al banco central a actuar, según Orey Financial

De hecho, es la apreciación de la moneda lo que obliga al banco central a actuar, prosigue el analista de Orey Financial, ya que “como reflejan los últimos datos, está mermando la inflación, que se contrajo ligeramente en junio y julio, ya que la apreciación del euro hace que las importaciones sean más baratas presionando así la inflación”. Tanto es así que casi todos los expertos consultados por Bolsamanía apuestan porque va a anunciar algún tipo de recorte en alguna de las reuniones que quedan durante el año, “pero la colocación de fondos seguirá hasta bien entrado 2018”, opina Adrián Aquaro, fundador de Trader College.

Menos unanimidad muestran los expertos en cuando a la forma que debe adoptar el proceso de normalización monetaria del BCE. En Orey Financial creen que “el BCE debería ir tras los pasos de la Reserva Federal Americana, es decir, ir reduciendo el volumen de compra de activos (QE), o bien ir “recalibrando” de forma periódica, como ya anunció el pasado diciembre, el programa de compras, para posteriormente poder plantear un aumento en los tipos de interés”. “Todo ello en sintonía con la evolución que muestren las cifras macroeconómicas, de forma transparente y con una política de comunicación sólida, para no provocar sorpresas en los mercados”, indica Daniel Mármol.

Sin embargo, Manuel Ortiz-Olave, jefe de analistas de Monex Europe en España reconoce que los pasos que seguirá el BCE son “una gran incógnita” pero, se muestra seguro que “no va a ser igual que en EEUU porque hay muchos países en la zona euro, cada cual con pesos ponderados diferentes en el total del balance del BCE”.

Así, señala que es posible que el banco central “comience con los activos alemanes, porque Alemania tiene más capacidad de aguantar un aumento de sus tipos dado el superávit por cuenta corriente actual. En cambio, países como Portugal, España o Italia podrían salir muy mal parados si los tipos de interés aumentaran”. “Además hay que tener en cuenta que el BCE también compra deuda corporativa, algo que la Fed no ha hecho. Por lo tanto, es bastante difícil intentar anticipar cual va a ser el método elegido por el regulador europeo”, añade Ortiz-Olave.

VUELTA DE TUERCA EN EL GIRO DE 180 GRADOS DE LAS DIVERGECIAS ENTRE LA FED Y EL BCE

El experto de Monex Europe, tampoco cree que Draghi se apresure a ofrecer una guía clara sobre la futura actuación del regulador ya que, puntualiza, “la clave se centra en la inflación”. “Por esto, creemos que el BCE esperará hasta octubre para señalar cualquier cambio de política monetaria. Ya no se publicarán más datos de inflación antes de la reunión de septiembre, mientras que se emitirán dos referencias más antes de la reunión de octubre, por lo que resultaría más lógico que el BCE esperara hasta entonces”, matiza Ortiz-Olave.


Un factor que podría tener mucho peso en la futura cotización del euro/dólar “es la (prácticamente) completa reversión del patrón de divergencia de políticas monetarias entre la Fed y el BCE”, según Monex Europe

En cualquier caso, para el analista jefe del proveedor global de cambio de divisa extranjera, un factor que podría tener mucho peso en la futura cotización del euro/dólar “es la (prácticamente) completa reversión del patrón de divergencia de políticas monetarias entre la Fed y el BCE, algo que ha mantenido al cruce en mínimos de casi una década durante dos años y medio”.

De hecho, espera que la Fed siga exhibiendo un tono “ligeramente más prudente, tal y como mostró en su última reunión de política monetaria”, en contraste con la incipiente “agresividad” del regulador monetario del otro lado del Atlántico. Para Ortiz-Olave, de mantenerse esta tendencia, el euro/dólar podría “desandar la fuerte caída de 2015 cuando se desplomó desde 1,36 dólares hasta 1,05 dólares”.

Este escenario de cambio de roles podría llegar a un punto de inflexión si la Fed no cumple con lo proyectado y no acomete la tercera subida de tipos de este 2017. Que el supervisor estadounidense mueva ficha en septiembre está prácticamente descartado -sólo hay un 44% de posibilidades, según los futuros de la Fed-, pero el buen dato de empleo del mes de julio mantiene viva la esperanza de que haya un nuevo incremento de las tasas en diciembre.

David Pina difiere de la corriente principal del mercado. “En junio la Fed llevó a cabo la tercera subida de tipos de interés en menos de siete meses y en la última reunión del pasado 26 de julio dijo que la inflación se mantendrá baja a corto plazo, por lo que probablemente no veremos subidas de tipos de interés por parte de la Fed hasta 2018”, aclara el analista colaborador de ActivTrades.

Acuario apuesta decididamente por diciembre y subraya que la evolución del mercado laboral apoya este movimiento y para Monex Europe “es un asunto de reputación”. “Atrás han quedado los años en los que la Fed señalaba un alza de tipos y después retrocedía para adjudicarse una ronda de facilidades gratuita. No obstante, es cierto que los tres alzas de tipos venían influenciados por las altas expectativas de políticas reflacionarias en EEUU, políticas que a día de hoy parecen lejanas”, puntualiza Ortiz-Olave.

Respecto a la reducción del balance de activos de la Fed, el banco central señaló en la última reunión que espera iniciar su reducción relativamente pronto, pero no ofreció detalles ni fechas concretas. “La reducción del balance podría ser anunciada en la reunión del próximo 19 y 20 de septiembre y podría comenzar en otoño”, comenta Pina, que remite a Jackson Hole para escuchar más pistas de la presidente del banco central, Janet Yellen.

Ortiz-Olave avisa, sin embargo, que si “la Fed se decidiera a dar preferencia al balance, y aparcar de momento cualquier alza de tasas, el dólar no se beneficiaría tanto como con un aumento de tipos”. Esto ya se está reflejando en el precio de la divisa de EEUU, “aunque Donald Trump hace efecto eclipse”, asegura el experto.

¿QUÉ ESPERAR DE TRUMP?

Y es precisamente este tercero en discordia quien puede hacer saltar cualquier tipo de vaticinio sobre el euro/dólar por los aires. “El imprevisible carácter de Donald Trump seguirá siendo el principal foco de atención de los mercados”, asegura David Pina y apuesta el analista de ActivTrades por que el dólar siga “acusando la falta de capacidad del gobierno de Trump para implementar sus políticas de crecimiento y el caos generado en la Casa Blanca”. “En menos de quince días incorporó un nuevo director de comunicaciones y tuvo que cambiar a sus jefes de prensa y de gabinete y los operadores se fijan en este tipo de vaivenes más que en la evolución de la economía”, argumenta.

Recuerda Aquaro, en este sentido, que acabada la temporada de resultados del primer semestre, “los balances de las empresas muestran que las cosas van bien, y que el empleo va mejor aún”. De momento los mercados bursátiles no se han visto presionados por el efecto Trump, los principales índices de Wall Street cotizan en máximos históricos apoyados en los sólidos beneficios de las principales compañías estadounidenses y “con la esperanza de que acaben materializándose las medidas de expansión económica”, remarca por su parte Pina.

El imprevisible carácter de Donald Trump seguirá siendo el principal foco de atención de los mercados

Asimismo, Daniel Mármol Santos pone el acento en que el dólar se ha dado la vuelta en los últimos meses a consecuencia de la misma voluntad del presidente republicano, ya que fue el mismo Trump quien enfrió al ‘billete verde’ -junto a otros ataques verbales de otros asesores y secretarios de la Casa Blanca- en unas declaraciones para The Wall Street Journal, en las que afirmó que “el dólar estaba demasiado fuerte” y achacaba a este hecho el déficit comercial.

Por otra parte, “tampoco podemos obviar que la fuerte apreciación del dólar que se produjo desde finales de 2016 estaba en cierta medida soportada por las expectativas en torno al programa político del líder de la Casa Blanca el llamado ‘trumptrade’, de modo que es normal que los recientes fracasos en la implementación de sus políticas hayan pesado en la divisa norteamericana”, elabora el analista de Orey Financial.

Otro de los condicionantes que podrían marcar la evolución del euro, son las tensiones geopolíticas que continúan alrededor de los EEUU, recientemente con Rusia, tema sobre el que siguen apareciendo nuevas noticias sobre la implicación del Kremlin en las elecciones norteamericanas, “lo cual podría seguir añadiendo presión al dólar y desviar el foco de los inversores hacia la moneda de la eurozona”, añade el experto de la institución financiera portuguesa.

Manuel Ortiz-Olave, indica que la inactividad de la Fed y las expectativas de mercado del BCE han propiciado que Trump se sobredimensione en la operativa del euro/dólar. Y la caída del índice del dólar, que se ha depreciado un 14% en lo que va de año, ha seguido la misma tendencia bajista que la popularidad de Trump. “Con esto no queremos decir que existe una correlación o un efecto causa, pero es interesante observar como el dólar ha sido el instrumento que más ha reflejado o sufrido las consecuencias de los actos de la Casa Blanca”, apunta el analista jefe de Monex Europe.

En conclusión, los tres factores están correlacionados. “La Fed ha indicado que la política fiscal de EEUU es una de las grandes variables que quedan por responder, por lo que Trump juega un papel importante en las decisiones de la Fed. Al mismo tiempo, el cambio de tono del BCE de los últimos meses, sitúan al euro en una posición relativa más fuerte dada la inactividad o pasividad de la Fed y/o Casa Blanca”, explica Ortiz-Olave.

“Pero si hubiera que decidir un factor, Trump apunta a ser el principal catalizador de las caídas del dólar, que a su vez benefician al euro en término relativos”, concluye el experto.

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