• Por su parte, el Comité Financiero del Senado aprobó por 14 votos contra 12 el proyecto de ley elaborado por los líderes Republicanos en la cámara alta
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Donald Trump, presidente de Estados Unidos

Donald Trump logró ayer ganar una 'batalla'. Pero no la 'guerra'. Su ansiada reforma fiscal fue aprobada ayer por la Cámara de Representantes. Un resultado esperado, debido a la amplía mayoría republicana en la Cámara baja. No obstante, el presidente debe convencer al otro 50% del Congreso de EEUU, es decir, el Senado.

Un reto más complejo que el logrado ayer. Los republicanos cuentan con 52 de los 100 miembros de la Cámara alta, frente a los 241 de 435 que tienen en la Cámara de Representantes. Pero este objetivo tiene todavía más dificultad, debido a que los miembros del partido de Trump en el Senado son más 'rebeldes'. Ya ocurrió con su reforma del Obamacare, donde después de ser aprobado por la Cámara baja fue rechazada por los propios senadores republicanos.

La administración Trump mantiene su propuesta firme. El principal punto de esta reforma fiscal es rebajar el impuesto de empresas hasta 20% desde 35% actual, manteniendo la reducción para las empresas estadounidenses. Además, también incluye una simplificación de los tramos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de siete a cuatro: 39,6%, 35%, 25% y 12%. Un recorte, principalmente, para las rentas medias y bajas.

Este nuevo escenario fiscal de Trump también incluye, entre otros puntos, un incentivo para tener hijos. Esta reforma aumenta el crédito que recibirán quienes tengan hijos, desde los actuales 1.000 hasta los 1.600 dólares por hijo y una prima familiar de 300 dólares por cada hijo no dependiente. Pero el presidente ha tenido que frenar algunos apartados de su ambicioso plan para no chocar con su propio partido. Este plan implica un aumento del déficit presupuestario de 1,5 billones de dólares en la próxima década, y muchos de ellos se oponen a cualquier incremento en el endeudamiento federal.

Una nueva derrota en el Senado sería un golpe duro para Trump. Y es un escenario más que posible. En el Senado se presentó otro proyecto de ley fiscal que se aprobó ayer con 14 votos contra 12 en el Comité Financiero del Senado. "Está previsto que tras ello, y dentro de dos semanas, el pleno del Senado vote este proyecto de ley, algo que es también necesario pero sigue sin ser suficiente", recuerdan los analistas de Link Securities.

Esta propuesta del Senado difiere en ciertos puntos. En concreto, desde la Cámara alta se incluyen ciertas modificaciones en la deducción de impuestos estatales y locales y el gravamen al patrimonio. Por otro lado, Cámara de Representantes y Senado están de acuerdo de la rebaja al 20% del impuesto de sociedades, aunque desde el Senado son partidarios de impulsarlo en 2019 y no ahora mismo, como demanda Trump. "Si finalmente los Republicanos en el Senado aprueban su proyecto de ley, éste deberá ser consensuado con el de los Republicanos en la Casa de Representante", indican los analistas. Este mismo miércoles, Trump ha encontrado su primer obstáculo desde la Cámara Alta. El senador republicano Ron Johnson de Wisconsin ha indicado de forma pública que se opone a esta reforma fiscal.

Trump está lejos de cumplir su objetivo con esta reforma. "A pesar que de momento la lay tributaria apoyada por el presidente Trump está cumpliendo fases y plazos, todavía tiene que sortear importantes obstáculos, por lo que es pronto para echar las campanas al vuelo”, indican desde Link Securities. El debate sobre la reforma fiscal no solo puede golpear la presidencia de Trump, sino que puede abrir fuertes heridas en el Partido Republicano. Sobre todo, si se tiene en cuenta que en el horizonte de las elecciones de noviembre de 2018, donde se renuevan la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Un mal momento para dividisión republicana, ya que podría llevar al Partido Demócrata a la mayoría en alguna cámara, o en ambas, algo que sería casi definitivo para el mandato de Trump.

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