• Madrid gasta más en museos y sus alrededores que Barcelona
  • Se han detectado más de 413 millones de transacciones
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Peatones en la calle Gran Vía de Don Diego , población vasca© MITXI

BBVA ha presentado una herramienta interactiva en la que se muestran las transacciones y pagos con tarjetas en los diferentes distritos de Barcelona, Madrid o Ciudad de México. El resultado son unos nuevos mapas donde se reordenan las fronteras urbanas y se identifican las zonas más turísticas, residenciales o con más compradores jóvenes.

Para llegar a esta conclusión, tras dividir la ciudad en celdas, el estudio ha analizado en cuáles de ellas se registran compras consecutivas de un mismo cliente en un plazo máximo de tres horas. "Las administraciones públicas tienen muchísimos datos, muchísimas fuentes de información, muchas de ellas estáticas. Las páginas de datos abiertos tienen censos de equipamientos, de museos... Y sin embargo les faltan componentes dinámicos como el número de visitantes", explica Juan Murillo, responsable de servicios territoriales de BBVA Data&Analytics.

De esta forma se ha detectado que, en el caso de Madrid, se aprecia una diferencia notable entre el centro

COMPRAS, PODER ADQUISITIVO ALTO Y EDAD AVANZADA

Tras más de 50 millones de transacciones analizadas en Barcelona y 80 millones en Madrid, varios distritos de las dos ciudades comparten muchas similitudes. Por ejemplo, nacen las 'macrocomunidades', tal y como hacen referencia BBVA, que identifican nuevas comunidades de población en función de las actividades registradas en ellas: centro, barrio acomodado, barrio popular, centros de trabajo, nuevos desarrollos y áreas en las que predomina el consumo asociado a centros comerciales.

Así pues, los barrios madrileños de Salamanca, Chamberí y la zona Centro son calcados a el Eixample, Fort Pienc, Centro y Les Corts. El consumo en compras y la restauración son los principales ejes económicos. En cuanto al perfil de las personas residentes en este barrio tienen denominador común una edad media alta (de 45 en adelante) y un poder adquisitivo alto.

En pleno corazón de Madrid y Barcelona habitan dos de los distritos más bohemios de España y donde el gasto en fin de semana se dispara: Malasaña y Gràcia. El gasto de estos dos barrios es el más elevado de las dos capitales y el ocio cultural, el nocturno y la restauración son sus fuentes de ingresos. También, en estos dos distritos se dispara la retirada y el pago con tarjeta los fines de semana. En cuanto al perfil de los habitantes de este particular callejero se encuandran las personas comprendidas entre los 25 y 40 años.

GRANDES SUPERFICIES Y COMERCIO DE PROXIMIDAD EN LA PERIFERIA

En barrios como Vallecas, San Blas, Hortaleza o el Barrio del Pilar en Madrid o Sarriá, Nous Barris, y Horta-Guinardó en Barcelona tienen un denominador común: el consumo entre semana se dispara, todo lo contrario que los anteriores. Estos distritos están considerados como barrios populares . Su perfil se basa en la densidad comercial y especial importancia del comercio de proximidad o de conveniencia (panaderías, ferreterías, farmacias, alimentación), con bajos ticket medios y poco gasto en fin de semana.

En cuanto a los barrios considerados como Nuevos Desarrollos en Madrid destacan los crecimientos de periferia, la mayoría más allá del anillo de la M40 (Las Tabas, Sanchinarro). En Barcelona esta etiqueta destaca la zona de la Villa Olímpica, pero también la parte alta de la ciudad. En consumo en fin de semana y las grandes superficies son la actividad principal de estos distritos, en los que la edad media está comprendida entre los 35 y 45 años y el poder adquisitivo suele ser medio-alto.

EL CENTRO DE NEGOCIOS, COSA DE MADRID

Pero entre las dos ciudades también existen diferencias. En estas dos urbes, que parecen gemelas, tras el estudio, hay una cualidad que marca la composición de la ciudad. BBVA contempla que la capital española posee una zona concreta donde exite una zona de oficina y se caracteriza por registrar una actividad extremadamente baja durante el fin de semana, y por tener un tejido comercial poco denso, conformado ante todo por bares y restaurantes que dan servicio a los empleados de los centros de trabajo. Este distrito no es otro que el de AZCA y Castellana.

Esto no ocurre en Barcelona, aunque BBVA lo valora positivamente ya que denota que tiene una integración en los centros de trabajo en el entorno urbano, al que no logran imponer su ritmo horario.

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