• Los analistas ven "inevitable" otra futura reestructuración de su deuda
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Atenas, Grecia

El camino por el desierto de Grecia ya tiene fecha final. El próximo 20 de agosto, el Gobierno heleno recuperará la soberanía financiera del país tras una crisis de una década, tres rescates y una generación enfrentada a la 'troika' europea. La economía griega volvió a crecer en 2017 con un desarrollo del 1,4% tras un grave ajuste cuya consecución ha resultado ser más dura para empresas y familias que la 'Gran Depresión' estadounidense de los años 30.

Ambas crisis mermaron sendas economías por un periodo de tiempo similar, sin embargo, el proceso de recuperación fue mucho más fluido bajo el mandato de Franklin D. Roosevelt. La economía estadounidense consiguió volver a los niveles anteriores a la crisis tras diez años, mientras que la economía griega aún se encuentra un 25% por debajo de sus registros previos al estallido de 2008.

La región mediterránea presenta datos macroeconómicos esperanzadores, como una balanza por cuenta corriente en equilibrio y un superávit primario positivo, sin embargo, los analistas de Oxford Economics aseguran que el éxito de la quimera griega está estrechamente relacionado con la dirección política que tome el país sin el yugo europeo.

El Banco Central Europeo (BCE) , la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) cerraron este viernes la cuarta y última revisión del rescate a Grecia, que comprende un desembolso final de 15.000 millones de euros, una extensión de diez años de los vencimientos de la deuda y una moratoria de esta misma extensión para su abono. Los pagos comenzarán en 2032.

EL TRABAJO NO HA TERMINADO

Gracias a los bajos tipos de interés de su deuda oficial, el Gobierno griego tendrá que hacer frente a un tipo de interés efectivo del 1,4% con un superávit primario del 3,5%. Algo que le permitirá afrontar los pagos con cierta comodidad, siempre y cuando el Gobierno de Syriza mantenga el control sobre el gasto y no aumente en gran medida su emisión de deuda. Motivo por el que los analistas de Oxford Economics ven complicado que una nueva crisis vuelva a golpear Grecia en el medio plazo.

Además, los mercados han reaccionado positivamente ante el anuncio de este viernes, con el interés del bono griego a 10 años relajándose hasta el 4,15% y la prima de riesgo en los 380 puntos. Por su parte, el parqué de Atenas llegó a mostrar subidas del hasta el 2% horas después de la reunión del Eurogrupo.

No obstante, el acuerdo está supeditado a un control transitorio de Bruselas que demandará al Ejecutivo de Alexis Tsipras alcanzar un superávit primario de al menos el 3,5% hasta 2022 y del 2,2% de 2023 a 2060. Una condición que los analistas ven factible para Grecia siempre y cuando esté dispuesta a mantener el tono austero de los últimos ejercicios.

Por poner en contexto estas cifras, el superávit primario de Alemania entre 2014 y 1017 sobrepasó el 2,2% tan sólo en una ocasión, a pesar de los robustos datos de crecimiento de la economía germana. Italia, que ha arrojado cada año una balanza fiscal primaria positiva desde su entrada en Eurozona, excepto en 2009, ha sido incapaz de alcanzar un superávit de ese volumen en tal periodo.

La sostenibilidad es por tanto una decisión política con trascendencia económica. Los analistas de Oxford Economics prevén que Grecia continúe en su camino de reducir los extraordinarios niveles de endeudamiento (casi el 180% de su PIB) que presenta, aunque consideran que "es cuestión de tiempo" que el debate sobre el gasto "se convierta en la manzana de la discordia" dentro del Gobierno. "Vemos inevitable otra reestructuración de la deuda".

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