• Cuanto antes se empiece a ahorrar, menos dinero se necesita para cumplir objetivos
  • Cada vez más jóvenes están preocupados por la pensión, pero sin ocuparse de ella
pensiones, jubilacion

Carlos Rodríguez / Óscar Giménez

Ahorrar cuesta menos de lo que parece. Los españoles cada vez son más conscientes de que deben preocuparse por su pensión ante las presiones demográficas. Pero otra cosa es ocuparse de ella. Y, sin embargo, el poder del interés compuesto demuestra que ahorrando en un periodo largo de tiempo se puede obtener una 'vejez dorada' sin que sufra demasiado el bolsillo. Los jóvenes empiezan a plantearse la posibilidad de ahorrar para la jubilación.

El Fondo de reserva se va agotando poco a poco y ya sólo quedan 24.207 millones de euros tras el último pellizco de 1.000 millones de euros que sacó el Gobierno para destinarlos a las diferentes pagas a los afiliados de la Seguridad Social. De seguir a este ritmo, la hucha podría quedarse en telarañas en 2017. Cambiando esta amenaza con el sobresaliente desafío que supone la presión demográfica, el ahorro y la inversión para la jubilación deben adquirir un protagonismo creciente en la planificación financiera de las personas.

Según Paula Satrústegui, directora de planificación financiera de Abante Asesores, a los españoles les cuesta pensar en más allá del fin del mes. “La gente se preocupa, pero no se ocupa de tener un colchón para la jubilación”, lamenta. JP Morgan elaboró un dossier trimestral en el que indica la preocupación de los inversores sobre la viabilidad de las pensiones. El último informe arroja que un 54,5% de los encuestados considera que las pensiones no estarán garantizadas en los próximos quince años, lo que supone 8,6 puntos porcentuales más que en el segundo trimestre de este año y el nivel más alto desde 2013. Lo suyo, por tanto, es pasar a ocuparse de ello. Y los jóvenes ya se lo están pensando.

Los jóvenes se empiezan a concienciar de ahorrar para el futuro

Aunque eso sí, los jóvenes ya piensan en el futuro. La Asociación Europea de Asesores Financieros explica que las personas españolas de entre 25 y 35 años son los más ahorradores. El principal motivo es asegurarse un buen futuro (80%) lo que se traduce en garantizar su jubilación o proporcionar estabilidad económica y protección financiera a sus hijos. Uno de cada tres jóvenes ahorra de forma sistemática una cantidad fija al mes y casi la mitad lo hace de forma puntual, cuando puede y la cantidad que le sobra al final del mes. Sin embargo, la mayoría, el 61%, querría ahorrar más.

CADA EURO ES IMPORTANTE

Una de las principales 'excusas' de no ahorrar por parte de los españoles, especialmente de los más jóvenes, es no poder hacerlo. Al no contar con unos altos ingresos, disminuye la propensión marginal a ahorrar. Es decir, por cada euro de renta se destina un mayor porcentaje al consumo, ya que hay gastos que no pueden esperar.

Sin embargo, cuando se realizan cálculos a largo plazo se comprende la importancia del interés compuesto, que hace que no sea prohibitivo tener un colchón para imprevistos o, sin éstos, para la vejez. El interés compuesto es la clave de toda inversión, junto con el capital invertido y la rentabilidad. Los dos últimos factores están claros, pero el primero implica que el factor tiempo, si dispone de él el ahorrador, juega a favor. Este término matemático representa la acumulación de intereses que genera un capital principal en un periodo determinado de tiempo, con tasas de interés constantes o cambiantes.

El interés compuesto desmonta la excusa de no poder ahorrar por no tener dinero, salvo desafortunados casos extremos. Para ello, conviene abrir la mente. Y desterrar estereotipos. Imagina que inviertes un euro al día desde los 25 años, lo que equivale a 365 euros cada año, con una rentabilidad anualizada del 2%, el ahorro a los 65 años alcanza los 22.488 euros, casi 8.000 euros más que si no se invirtiera ese dinero. Esa cantidad de dinero que no permitirá a nadie jubilarse sin contar con la pensión pública, pero sí es un interesante complemento. y con un solo euro al día (Ver el cuadro).

Si la rentabilidad se eleva hasta el 3% anual, el capital que se alcanza a los 65 años es de 27.335 euros, mientras que con un rendimiento anualizado del 5%, un resultado difícil de encontrar en la actualidad pero que a largo plazo no es ninguna quimera en las bolsas, el montante se eleva hasta los 46.223 euros. Es decir, el triple que sino se invirtiera. Y siempre con un mínimo euro al día.

En caso de que, como suele ser habitual, se retrase la decisión de ahorrar, el efecto en la rentabilidad conseguida con el paso del tiempo es dramático. Si en vez de un euro al día durante 40 años, un ahorrador decide invertir dos euros diarios durante los últimos 20 años de su trayectoria laboral, el capital final es de 17.549 euros con un 2%, apenas 19.538 euros con un 3% y 24.348 euros con un 5%.

Es decir, con la misma cantidad invertida, un total de 14.600 euros, la pérdida de valor es de entre 5.000 y 22.000 euros. La razón es sencilla: el tiempo juega a tu favor y el interés compuesto trabaja para ti.

Así, construir cierto colchón de ahorro está al alcance de casi todo el mundo. Y si ese euro diario se duplica por ejemplo desde los 45 años, en el ecuador de la vida laboral, el colchón crece hasta los 30.991 euros con una previsión conservadora del 2% de rentabilidad media anual. Una cifra que se incrementa hasta los 37.778 euros con un 3% y hasta los 57.927 euros con un 5%. Si ahorrásemos dos euros durante 40 años, tendríamos 29.200 euros, que rentabilizándolo al 2% ascenderían a 44.169 euros y al 5% a 89.950 euros.

NO OLVIDES LA INFLACIÓN

En estas simulaciones, y a pesar del pasado reciente en el que el incremento de los precios no ha sido un problema, no se debe olvidar la inflación. “Cuando se habla de rentabilidad lo importante para el ahorrador es la rentabilidad real (descontando inflación) y no la nominal”, explican en Banco Mediolanum.

Así, los expertos aconsejan tener en cuenta la evolución de los precios. Suponiendo que el Banco Central Europeo (BCE) cumple su meta a medio plazo del 2%, para que el dinero no pierda su valor, se necesita una rentabilidad nominal anualizada de la misma cuantía. En este caso, la rentabilidad real sería del 0%.

Fuente: Abante Asesores

Bajo este ejemplo la directora de planificación financiera de Abante Asesores realiza una estimación, con el objetivo de tener un alto poder adquisitivo en la jubilación o ser muy pesimista y no contar con la pensión pública (ver siguiente gráfica). En este caso, para el supuesto de una persona que necesita una mensualidad entre los 67 y los 90 años, y con el objetivo de tener una mensualidad de 1.500 euros, la necesidad de ahorro es de 10.491 euros cada año si se empieza a los 25 años, 13.770 euros al comenzar a los 35 años, 20.029 euros al empezar a los 45 y un total de 36.720 euros por cada ejercicio si se retrasa la decisión de ahorrar hasta los 55 años.

Fuente: Abante Asesores

Pero, ¿y si se añade un punto porcentual más? Esto significaría un 3% y el montante varía considerablemente, explica Satrústegui. La persona debería ahorrar 10.562 euros durante el mismo tiempo. Las cifras siguen menguando según se va acrecentando el porcentaje. Si esa misma pareja empezase a ahorrar con 25 años con el mismo supuesto debería depositar 7,642 euros al año. Si comenzasen a planificar su futuro con 45 años deberían ahorrar 20,029 euros y se decantasen por aguantar hasta los 55 años deberían ahorrar 26.575 euros.

Por último, con un 5% con el que se supera en tres puntos porcentuales a la inflación, el ahorro anual que se necesita se reduce hasta los 3.983 euros para un joven que comienza a los 25 años. Nuevamente, el poder del interés compuesto hace que aumente la cifra necesaria conforme avance la edad: hasta 6.199 euros anuales desde los 35; 10.619 con la salida en los 45 y con 22.773 euros al empezar a los 55.

Fuente: Abante Asesores

CÓMO INVERTIR EL AHORRO

El interés compuesto es vital, pero se consigue con rentabilidades a lo largo del tiempo, con lo que las decisiones de inversión son también decisivas. “Si una persona joven, de cara a su futuro más o menos inmediato, piensa en ahorrar y, además, poner a trabajar dicho dinero, será una de las decisiones más inteligentes que puede adoptar”, arguye José María Luna, director de análisis de Profim.

“Una vez que tiene decidido el horizonte temporal, el ahorrador debe considerar si es sólo para la jubilación o si necesita cubrir gastos a mitad de camino”, señala Carmelo Lázaro, director comercial de grandes patrimonios de Tressis. Si el ahorro es de cara a la jubilación, Lázaro recomienda planes de pensiones, mientras que si hay cierta incertidumbre sobre las necesidades a corto o medio plazo, opta por fondos de inversiones. En el primer caso, los productos ofrecen la ventaja de poder deducir hasta 8.000 euros anuales en la declaración de la renta, aunque es un diferimiento hasta la jubilación, fecha en la que habrá que pasar por caja con Hacienda. Entre medias, es más complejo y costoso hacer cambios o retirar el dinero. Por su parte, los fondos ofrecen la ventaja de no tener que tributar hasta la liquidación, y poder traspasar el dinero entre distintos productos sin problema.

"La rentabilidad sin riesgo ya no existe", indican desde Mediolanum

El escenario actual ya no deja espacio para inversiones sin riesgo, incluso para igualar la inflación. “Lo primero que recordamos al cliente es que el escenario ha cambiado radicalmente: hoy ahorrar significa invertir. Y hoy, incluso el ahorrador más conservador ha de aceptar que tendrá que asumir un cierto nivel de riesgo (volatilidad). La rentabilidad sin riesgo ya no existe”, enfatiza en Mediolanum.

Para un perfil de riesgo más conservador, que se conforme con lograr un 2% anual y mantener su poder adquisitivo, Lázaro recomienda fondos mixtos defensivos, y pone encima de la mesa los nombres propios Cartesio X y Nordea Stable Return. Mientras que si, como aconseja, hay mayor tolerancia a la volatilidad y a caídas puntuales, apuesta por vehículos de renta variable global para tener “flexibilidad”. En este caso, menciona el Robeco Global Premium y el Morgan Stanley Global Brands.

José María Luna, en la misma línea, recomienda fondos mixtos de gestión flexible o de renta variable, en función del grado de riesgo que asuma el inversor. En el primer caso, recomienda productos como el Sycomore Partners o el Sextants Grand Large, mientras que en bolsa apuesta por el First Eagle Amundi International o el Bestinver Internacional.

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