• La autoridad monetaria advierte de los riesgos de la incertidumbre de Trump y el Brexit
  • Teme que por una potencial corrección en los mercados financieros con una mayor volatilidad
bce, banco central europeo

El Banco Central Europeo (BCE) insiste: el repunte de la inflación es puntual. Y, como derivada, los estímulos monetarios son necesarios. Una conclusión que aparece en las últimas reuniones, en los discursos de Mario Draghi y, este jueves, en las actas publicadas sobre el último encuentro.

“Se necesita más tiempo para evaluar mejor el reciente aumento de la inflación y el grado en que la evolución de los precios de la energía están pesando en las proyecciones de medio plazo”, apunta el documento sobre la reunión de los días 18 y 19 de enero. En este sentido, el BCE insiste en que el IPC subyacente no se ha elevado con la misma intensidad que el general, que se situó en el 1,1% en diciembre -y en el 1,8% en enero-, para el conjunto de la Eurozona.

Se necesita más tiempo para evaluar mejor el reciente aumento de la inflación y el grado en que la evolución de los precios de la energía están pesando en las proyecciones de medio plazo

Así, no hay espacio aún por parte del crecimiento de los precios para pensar en una retirada de los estímulos. Ni en subir los tipos desde el 0% actual ni en acabar con el programa de compras de activos de 80.000 millones de euros mensuales hasta marzo y 60.000 millones en adelante. “En general, se necesita un grado muy sustancial de acomodación monetaria para que haya presiones de inflación interna para construir y apoyar una inflación general duradera”, señala el BCE en las actas. Es decir, la política expansiva para impulsar la inflación subyacente, que no tienen en cuenta un elemento volátil y exógeno como es la energía.

El BCE recuerda que la economía de la Zona Euro ha estado creciendo a un ritmo “relativamente constante” desde el tercer trimestre de 2014, con ritmos entre el 0,3% y el 0,6%. Durante este periodo ha pasado de ser una fuente de fragilidad de la economía mundial a mostrar “solidez en caso de perturbaciones externas”.

En este sentido, el organismo considera que los riesgos permanecen a la baja para la evolución macroeconómica del área monetaria, aunque resalta las incertidumbres que provoca el inicio del mandato de Donald Trump, las futuras negociaciones sobre el Brexit, mayores proteccionismos en la economía global, “una renovada volatilidad y correcciones potenciales a la baja en los mercados financieros”.

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