Los mercados emergentes han tenido que sortear numerosos obstáculos desde el mes de agosto: caída del precio de las materias primas, retroceso de la demanda de China, un comercio global deprimido, la presión de la subida de tipos de la Reserva Federal… y el ‘baño de sangre’ que han vivido sus divisas desde la depreciación del yuan chino.

El pasado 12 de agosto, China decidió introducir cambios en el sistema de cotización del yuan, lo que supuso una depreciación de la divisa. Esta decisión del Banco Popular de China sacudió a los mercados, pero especialmente a las monedas de otros países emergentes.

Las divisas de los países emergentes han registrado su peor caída desde marzo en las dos últimas semanas. Así lo muestra el siguiente gráfico, publicado por Zero Hedge.

También ha sufrido fuertes caídas el real brasileño, que el lunes retrocedió hasta su nivel mínimo en los últimos doce años. A la incertidumbre en el mercado se suman las especulaciones de que Brasil pueda perder su calificación crediticia por parte de las agencias de rating.

Moody's advirtió de una falta de consenso político en los intentos de reparar las finanzas públicas, así como una economía vacilante cuando decidió rebajar el rating de Brasil el pasado 17 de agosto. Por su parte, Standard & Poor's rebajó su perspectiva en julio, un paso más hacia la reducción de la calificación del país a bono basura.

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