• La industria es clave para que la economía española mantenga un saldo positivo en la balanza por cuenta corriente
  • España aún tiene una vulnerabilidad financiera peligrosa por una deuda externa de más del 86% del PIB
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Playa de EsteponaEUROPA PRESS/AYUNTAMIENTO DE ESTEPONA

El turismo puede ser un sector cruel, al encarecer los precios sin generar condiciones económicas al nivel de otros sectores. Pero España no puede prescindir de su crecimiento. Ni por el mercado laboral, ya que lidera la creación de puestos de trabajo entre desempleados de larga duración, ni para la salud financiera de la economía. Es, con diferencia, la actividad que mejor alivia el mal eterno de vulnerabilidad exterior o deuda externa neta, que supera los 973.000 millones de euros, gracias a su superávit por cuenta corriente, según los datos difundidos este jueves por el Banco de España (BdE).

La única receta para corregir este desajuste y fortalecer la posición de la economía es crecer con superávit por cuenta corriente y reducir los niveles de deuda pública y privada. La balanza de pagos tiene un saldo cero y son las balanzas que están incluidas las que se anulan entre sí -cuenta corriente, capital y financiera-. Y a ello contribuye el turismo.

En concreto, el sector del turismo y viajes registró un superávit de 16.964 millones de euros, con ingresos desde el exterior entre enero y junio por valor de 25.388 millones de euros y pagos hacia fuera en el mismo periodo de 8.424 millones de euros. Se trata de cifras récords en un primer semestre, con un incremento interanual del superávit del 10%.

Aunque estos datos suelen aumentar en la segunda mitad del año -especialmente por los meses de julio y agosto ante la llegada de turistas extranjeros-, muestran la importancia del turismo para la salud financiera de la economía. El saldo del sector contrasta con el superávit total de la balanza por cuenta corriente, que se situó en 3.600 millones de euros hasta junio, un 38% menos que en los mismos meses de 2016. El descenso se produce porque, pese al máximo histórico de las exportaciones, también aumentan las importaciones. Especialmente con el encarecimiento interanual del petróleo.

DEBILIDAD ANTE FUTURAS CRISIS

El turismo contribuye a la reducción de los desequilibrios de la balanza comercial, que tienen su espejo en la posición financiera interna neta (PIIN). Es decir, la suma de los pasivos y los activos de una economía -intercambios financieros con el exterior- y que en España arroja un saldo negativo del 86,5% del Producto Interior Bruto (PIB), según los datos del primer trimestre del BdE, últimos disponibles. En otras palabras, una deuda externa neta de más de 973.000 millones de euros. En el caso de los pasivos, alcanzaron un volumen del 249,5% del PIB.

Las cifras son tan mareantes que asustan. Y más, cuando aunque no hay establecida una ratio que aleje el peligro, la recomendación de la Comisión Europea está en que se sitúe por debajo del 35% del PIB. Es decir, menos de la mitad de los niveles actuales de la economía española, que se incrementaron ocho décimas en los tres primeros meses del año.

Este desequilibrio estructural o endémico es el que dejó en una posición tan vulnerable a España cuando se inició la crisis financiera internacional. Mientras la mirada de las autoridades estaba dirigida a los saldos de déficit o deuda pública, el crecimiento basado en la burbuja inmobiliaria y un aumento fuerte de la demanda interna dejó un incremento desorbitado de la deuda privada con importantes déficits en la balanza por cuenta corriente -ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias-. En los últimos años se ha corregido parte de este problema, con la inestimable contribución del turismo.

APORTACIÓN AL PIB Y AL EMPLEO

España no es el primer caso en el que brota la ‘turismofobia’, donde ya ha tenido su reflejo en enclaves muy dependientes de la llegada de turistas como Venecia. Pero la fortaleza del turismo, disparado con la recuperación económica y los problemas geopolíticos de otros destinos del Mediterráneo -Norte de África y Turquía-, le convierte en un eje central para el mercado laboral.

El Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital estima que en julio había 2,45 millones de ocupados en actividades relacionadas con actividades turísticas, un 3,1% más que el año anterior. Además, es el sector que más empleo genera entre los desempleados de larga duración, según un informe de Asempleo y AFI, algo necesario para los 1,59 millones de personas que llevan en paro más de dos años.

Otra cosa son los sueldos. La remuneración por asalariado en el segmento de comercio, transporte y hostelería es de 7.200 euros, frente al promedio general de 8.781 euros, según las estadísticas de contabilidad nacional del segundo trimestre. No obstante, en el primer caso aumenta un 1,25% interanual que, aunque no sirve para mantener poder adquisitivo -el IPC promedia niveles superiores al 1,5%-, contrasta con el descenso en el mismo periodo del 0,5% de las cifras del total del mercado laboral.

Asimismo, los convenios firmados y registrados entre enero y julio se han firmado en servicios de alojamiento incluyen una subida salarial para 2017 del 1,66% de media. Por encima del promedio -1,33%-. No obstante, la evolución de los salarios se queda lejos de los ingresos de la hostelería. Sólo en el mes de junio, el índice de precios hoteleros reflejó un aumento del 6,9% anual, mientras que el gasto total de los turistas internacionales alcanzó los 8.982 millones de euros en el mismo mes, un 15% más que el año anterior.

Las cifras anteriores muestran que aumenta la rentabilidad a la vez que también hay un incremento cuantitativo. En los siete primeros meses del año, España recibió casi 47 millones de turistas internacionales, tras incrementarse un 11,3% respecto al ejercicio previo, según la estadística Frontur que publicó ayer el INE. Más turistas que nunca.

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