• La falta de respeto de la clase política ante una ciudadanía que padece, entre otros problemas, un paro superior al 20%, es flagrante.
candidatos 20 D

Las formaciones políticas y sus líderes tienen ya puesta la mirada en el 26 de junio, fechas de las siguientes elecciones. Se constata así que al menos los tres primeros trimestres de 2016 se habrán perdido en lo que a la acción pública se refiere. La falta de respeto de la clase política ante una ciudadanía que padece, entre otros problemas, un paro superior al 20%, es flagrante.

Ciudadanos, por su parte, tendrá dificultades para mantener su peso y combatir la tentación del voto útil. Y Podemos habrá de trabajar muy duro si quiere eludir el efecto negativo que le producen la difícil y antipática personalidad de Iglesias

Probablemente, la impresión popular ante semejante fracaso se resuma en la viñeta de ‘El Roto’ en la que un ciudadano de espaldas comenta: “Comprendo que se vayan a repetir las elecciones. Lo asombroso es que vayan a repetir los candidatos”. De cualquier modo, ni todos los candidatos son iguales ni todos los partidos están en igualdad de condiciones. Hagamos un somero repaso

LO QUE RECONOCE RAJOY

El PP ve en cierto modo reivindicada su posición pasiva: Rajoy fue el primero –dicen en Génova- en ver que con los mimbres surgidos del 20D no había modo de formar gobierno, dada la negativa cerrada (aunque no arbitraria) de Pedro Sánchez a hablar siquiera con Rajoy, por lo que ahora se constata que este acertó al negarse a aceptar el encargo regio de formar gobierno. Naturalmente, se trata de un sofisma fácil de detectar: nadie quiere hablar con el PP porque este partido está altamente contaminado por la corrupción, de forma que le será muy difícil cualquier acuerdo si antes no lleva a cabo la regeneración democrática, la limpieza de las sentinas, algo que Rajoy no admite ni, por lo tanto, considera necesario abordar.

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Corrupción, crisis internas, escándalos… a esto se enfrentan los partidos en la campaña electoral

Rajoy, de cualquier modo, sale abrasado de esta travesía del desierto porque se han acumulado todavía más escándalos a su alrededor: la dimisión de Soria y el agravamiento del historial delictivo del grupo mafioso en que se había convertido el PP en Valencia culminan una decadencia que fuerza a las claras la renovación popular para que pueda tener lugar una catarsis y una regeneración interna. El propio Rajoy reconoce privadamente que no descarta marcharse dentro de no mucho tiempo, si bien reclama para él una salida digna, algo que sin duda no se le puede regatear.

LO QUE HA CONSEGUIDO EL PSOE

El PSOE ha sido el más activo en esta etapa de provisionalidad. Ha conseguido de hecho el único pacto que se ha producido tras el 20D y ha intentado formar gobierno con la condescendencia de Podemos, que finalmente no se ha materializado. Si juega bien sus cartas, podrá recuperar una parte considerable de la clientela que desertó hacia Podemos; el pacto de Iglesias con Garzón desplazará sin duda a Podemos hacia babor, tanto más cuanto más estrecha sea la alianza; y Ferraz tiene a su disposición argumentos fuertes para atacar a Podemos: ha sido el causante de que no esté gobernando un gobierno progresista, y por su culpa los conservadores tienen la oportunidad de intentar formar gobierno tras el 26J. De hecho, ya hay encuestas que sugieren que PP y C’s, conjuntamente, podrían estar cerca de la mayoría absoluta.

Sánchez ha adquirido mucha visibilidad –inició la campaña del 20D siendo muy poco conocido- y ha anclado al PSOE en el centro-izquierda, que es en teoría el sector correcto en términos ideológicos y el más poblado del cuerpo electoral. Pasa por ser un moderado y ha conseguido despejar su liderazgo en el seno del PSOE: tanto Susana Díaz como Eduardo Madina han quedado muy rezagados, pese a las marrullerías de Chacón y de algunos barones, y de las conspiraciones de Bono y de Rodríguez Zapatero.

EL PROBLEMA DE C'S

Ciudadanos ha acertado en su alianza con el PSOE, que le ha ubicado ideológicamente en una posición central. Con todo, la formación de Rivera es la que más riesgos corre, al menos en tanto se cambia la ley electoral en un sentido que mejore sus oportunidades mediante la acentuación de la proporcionalidad. El enemigo de Ciudadanos es el voto útil, ya que existe el riesgo de que la clientela conservadora, viendo los peligros que se ciernen sobre el panorama político, se vuelque en mayor medida en el PP, orillando a Ciudadanos. Para un partido nuevo como C’s, no es fácil fidelizar a la clientela, y por lo tanto la campaña electoral –o mejor dicho, la trayectoria hasta el 26J- será decisiva para preservar la representación conseguida e incluso incrementarla, dado que a su favor puede exhibir también la voluntad de pacto, plasmada en el acuerdo con el PSOE.

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LA ENCRUCIJADA DE PODEMOS

Podemos se encuentra en una confusa encrucijada. Los 5,2 millones de votos no los consiguió por su mensaje de izquierdas –nunca hubo tanta gente en el nicho de la izquierda ubicada a babor del PSOE- sino por su transversalidad. Sus mensajes de indignación y sus propuestas de medidas en gran parte obvias trascendían de la dicotomía derecha-izquierda y alcanzaban incluso a buena parte de la clase media centrista o moderadamente conservadora que se ha proletarizado con la crisis. De ahí que deba optar entre mantener esta transversalidad –como pretende Errejón- o inclinarse abiertamente hacia la izquierda mediante el pacto con Izquierda Unida.

A todos estos planteamientos hay que añadir la previsión de un aumento significativo de la abstención, que según los expertos podría aumentar en seis puntos o más. Esta bajada de la participación influirá, sin duda, en el resultado final, pero no hay coincidencia en el análisis entre los distintos demógrafos

Muy en síntesis, y aceptando que se trata de una simplificación imperfecta, puede decirse que Rajoy y Sánchez tienen aspiraciones de crecer, el primero por beneficiarse de una abstención menor y el segundo por la posibilidad de que regresen algunos votantes de Podemos que fueron a explorar la opción populista y se han desencantado. Ciudadanos, por su parte, tendrá dificultades para mantener su peso y combatir la tentación del voto útil. Y Podemos habrá de trabajar muy duro si quiere eludir el efecto negativo que le producen la difícil y antipática personalidad de Iglesias y la confusión ideológica que manifiesta al tratar de conjugar transversalidad con radicalismo de izquierdas.

Antonio Papell

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