• El IPC escaló en abril hasta el 2%, mismo nivel que tiene como meta para la Eurozona el Banco Central Europeo (BCE)
  • Mario Draghi defendió esta semana la política monetaria y aseguró que es necesaria para la recuperación de la Eurozona
European Central Bank (ECB) president Mario Draghi
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE)
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La locomotora europea acelera. El crecimiento de Alemania se aceleró en el primer trimestre dos décimas hasta el 0,6%. Asimismo, el IPC se situó en el 2%, con lo que la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) que ejercen los datos de la mayor economía de la Eurozona aumenta los tres primeros meses del año.

En el caso del Producto Interior Bruto (PIB), se expandió en el primer trimestre un 0,6% respecto al periodo entre septiembre y diciembre, lo que supone un impulso desde el 0,4% anterior que está en línea con lo adelantado por los expertos. El acelerón se produce tanto por la demanda interna como por la demanda externa, explica la oficina estadística Destatis. Además, destaca el incremento de la inversión (formación de capital).

Por su parte, el indicador de inflación se mantiene en el 2% en abril, que aumenta desde el 1,6% de marzo aunque se mantiene por debajo del 2,2% de febrero. En el primer tramo del año se disparó por el efecto comparativo con el año anterior del petróleo, que pasó de los 30 dólares del primer trimestre de 2016 hasta los 50 dólares entre enero y marzo de 2017. En abril la energía también fue el principal motor del aumento de la inflación, con un encarecimiento del segmento en un 5,1% interanual.

Los datos vuelven a golpear la estrategia del BCE, aunque esta semana su presidente, Mario Draghi, volvió a dejar claro que "la métrica relevante (para las decisiones del banco central) es la inflación de la Eurozona, no las tasas de inflación de un país particular". El banquero italiano puso encima el miércoles en el la Cámara de los Representantes de Países Bajos esta condición como uno de los cuatro requisitos impuestos por la autoridad monetaria para revertir sus políticas. Los otros tres son que el IPC se dirija hacia el 2% a medio plazo, que haya suficiente confianza en el impulso de la inflación, y que ésta sea "auto-sostenida, incluso con la disminución del apoyo de la política monetaria".

La presión sobre Alemania se ha mantenido en niveles altos en los últimos años, coincidiendo con el viraje del BCE hacia una política ultraexpansiva. El año pasado el ministro de Finanzas y socio político de Angela Merkel, Wolfgang Schäuble, llegó a acusar a Draghi de "expoliar" los ahorros de los alemanes y fomentar los populismos. El fuerte crecimiento de Alemania en los últimos trimestres y el repunte de la inflación, coincidiendo con el año electoral (los alemanes acuden a las urnas en septiembre), han elevado esta presión. De hecho, la represión financiera se ha elevado con los tipos reales en negativo -nominales en comparación de la inflación-.

ESTÍMULOS "NECESARIOS"

Draghi volvió a defender esta semana que los estímulos han impulsado el crecimiento de la Eurozona, necesario para el repunte de los precios que persiguen en la sede del BCE en Fráncfort. "La recuperación ha pasado de ser frágil y desigual a tener una base amplia", señala. Sin embargo, la divergencia entre el centro y Norte de la Zona Euro se mantiene en un nivel elevado. Así lo muestra la Regla de Taylor, usada en el pasado por la Reserva Federal (Fed) al conjugar inflación y crecimiento, si se hace el mismo ejercicio para Europa aunque en este caso no aplica por tener la meta única del IPC. Pero en este caso, el resultado sería de un tipo de interés objetivo del 3,5% en Alemania y del 0% en el conjunto de la Eurozona, según las estimaciones de Jaume Puig, director general de GVC Gaesco.

En la última reunión del banco central, celebrada los días 26 y 27 de abril, Draghi reconoció que los riesgos han disminuido sobre una recuperación que cada vez es más sólida. Sin embargo, el economista defendió que la política monetaria es necesaria para impulsar la inflación que, aunque repuntó a principios de año, lo hizo por efectos coyunturales derivados del petróleo. Los tipos de referencia siguen en el 0%, los de facilidad de depósito en el -0,4%, y el programa de compras mensuales en los 60.000 millones de euros. Los expertos consideran que en junio podría comenzar a modificar su discurso, pero no esperan cambios en la política hasta 2018.

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