• Lejos de caer a la paridad contra el dólar, termina el año en los 1,20 dólares
  • También se aprecia contra el yen japonés, el yuan chino, el franco suizo o el real brasileño
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Moneda de euro sobre billete de dólar estadounidense.Europa Press
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El de las divisas nunca ha sido un mundo propicio para los pronósticos. Esquivo como pocos, en 2017 ha vuelto a demostrar que es un universo abonado a las sorpresas. Y entre ellas se impone la inesperada fortaleza del euro, del que se esperaba que cayera en algún momento hasta la paridad contra el dólar, pero que ni siquiera se ha acercado a ella.

Todo lo contrario. Saludó 2017 en los 1,05 dólares y apura la última sesión del calendario en los 1,20 dólares. Es decir, con una apreciación anual del 14%, la mayor contra la estadounidense de 2003, cuando se revalorizó un 20%.

Y eso que por el camino la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, ha subido los tipos de interés en tres ocasiones, para llevarlos 0,50-0,75% al 1,25-1,5%, y ha empezado a reducir su balance, situado en los 4,4 billones de dólares -unos 3,7 billones de euros-, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) no ha tocado los tipos, que siguen en mínimos históricos con los oficiales en el 0% y los de la facilidad de depósito en el -0,40%, y ha engordado más su balance, que alcanza ya los 4,47 billones de euros.

Pero ni por esas el euro se ha doblegado. Desafiando esos pronósticos que lo situaban en la paridad contra el 'billete verde', el euro incluso se ha atrevido a superar los 1,20 dólares. "La depreciación constante del dólar ha sido la 'sorpresa divina' de 2017, inesperada por la mayoría de los inversores tras el fuerte rally que vivió después de la victoria electoral de Trump", reconocen desde AXA IM.

Son varias las causas que explican la inesperada debilidad del dólar y la no menos inesperada fortaleza del euro. Desde el lado del dólar, los expertos de AXA mencionan las dudas sobre la auténtica capacidad de la Administración Trump para poder aplicar su agenda o la ausencia de presiones inflacionistas en la economía norteamericana, dos factores que han pesado en su contra.

Es un juego de dos. Y el dólar no ha ofrecido nada nuevo para subir en 2018, en tanto que el euro sí lo ha hecho con un crecimiento mayor de lo esperado en la Eurozona y un BCE que ya intuye el camino de vuelta de los estímulos

Desde la perspectiva del euro, sobresalen tres motivos que explican su escalada en 2017. La primera, la reducción de las preocupaciones políticas tras los resultados de las elecciones de Holanda y Francia en primavera, en las que los temidos triunfos de fuerzas 'euroescépticas' o directamente 'antieuro' no se produjeron. La segunda, el mayor dinamismo ofrecido por la economía de la Eurozona, que en 2017 va a crecer por encima del 2%, su ritmo más alto en una década. Y la tercera, la paulatina adaptación del lenguaje del BCE hacia un escenario en el que, de manera inevitable, tendrá que interrumpir los estímulos más extraordinarios y acometer una progresiva subida de los tipos.

En conjunto, estas causas eliminaron los nubarrones que venían pesando sobre el euro y certificaron que, puestos a sorprender, la Eurozona tenía más margen que EEUU, donde todas esas medidas de la Fed entraban dentro de lo esperado. Esos respaldos le han dado alas en 2017, año en el que pone fin a tres ejercicios de caídas, puesto de que desde mayo de 2014, cuando rozó los 1,40 dólares, se había depreciado un 25%.

TAMBIÉN CONTRA LAS DEMÁS

Pero su empuje no se limita al dólar. Alcanza al resto de las grandes divisas del mundo, ya que la moneda europea se aprecia contra todas, desde las de los países desarrollados hasta las de los principales emergentes.

En concreto, el euro se revaloriza un 9% contra el yen japonés, hasta los 134 yenes; otro 9% contra el franco suizo -la mayor subida anual desde su nacimiento en 1999-, hasta los 1,17 francos; cerca de un 4% contra la libra esterlina, hasta las 0,885 libras, con lo que prolonga el 15% que se apreció en 2016, una escalada auspiciada por el Brexit; un 6% contra el yuan chino, hasta los 7,77 yuanes; un 14,5% contra el real brasileño, hasta los 3,94 reales; un 7% contra el rublo ruso, hasta los 68,5 rublos; o un 6% contra la rupia india, hasta las 76 rupias.

PENSANDO EN 2018

Con la vista puesta ya en 2018, los expertos se muestran cautos. El escenario más habitual menciona una continuidad de lo visto en 2017, en el sentido de que EEUU tiene margen para generar unas sorpresas que impulsen al dólar, con lo que el euro podría mantenerse en el terreno actual o, en todo caso, ligeramente por encima.

Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB, opina que "en 2018, el euro volverá a ganar terreno frente al dólar". Y basa su previsión en tres motivos: la recuperación económica en Europa, la constatación de que el BCE tiene más margen de sorpresa e influencia que la Fed y el factor político, puesto que "conviene recordar que la Administración Trump es contraria a un dólar fuerte que penalice a los estados industriales que constituyen su principal apoyo electoral", precisa.

Los expertos de Rabobank precisan que solo "un aumento significativo de la inflación en EEUU" podría actuar como catalizador del 'billete verde'. También opinan, eso sí, que el euro "tendrá difícil lograr aumentos significativos por encima de los cambios actuales", con lo que dan un cambio objetivo de 1,20 dólares para 2018.

Desde AXA IM, por su parte, intuyen un año partido en dos, aunque sin variaciones extraordinarias. En la primera mitad del ejercicio el dólar recuperaría algo de terreno, para irse hasta los 1,15 dólares por euro, y en la segunda el euro podría volver hacia los 1,20 dólares al calor de la conclusión de las compras de activos por parte del BCE.

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