Gracias al telescopio Swift de la NASA se han podido detectar una serie de erupciones solares más fuertes hasta la fecha. La duración y el calor desprendido tampoco se habían registrado en niveles tan altos previamente. Todo ocasionado por una explosión hasta 10.000 veces más potente que cualquiera de las anteriores observadas.

Stephen Drake, responsable de la misión afirma que “solíamos pensar que estos episodios en enanas rojas no duraban más de un día, pero el telescopio Swift detectó al menos siete poderosas erupciones durante un período de alrededor de dos semanas”.

Una de las bengalas alcanzó temperaturas de 200 millones de grados cetígrados, que resultaría ser más de 12 veces más caliente que el centro solar. Esta “superllama” proviene de una de las estrellas en un sistema binario cerrado conocido como DGT Cvn, a unos 60 años luz de distancia. Este sistema binario se compone de dos estrellas enanas rojas muy tenues, con masas y tamaños que pueden situarse alrededor de un tercio del Sol.

Aunque pueda parecer demasiado lejos, no es una distancia tan lejana para que Swift haya podido conocer cuál de las dos estrellas ha lanzado la llamarada. Según Rachel Osten, “no teníamos idea de lo que había en DG Cvn”. Varios astrónomos estiman que éste sistema binario estelar nació hace unos 30 millones de años, lo que sería menos de un 0,7% de la vida del Sistema Solar.

EL PROCESO DE RECONEXIÓN MAGNÉTICA

Entorno a las zonas más activas de la atmósfera de cada estrella, los campos magnéticos se retuercen y distorsionan como si fueran de goma y éste proceso les permite acumular energía. Después, un proceso llamado reconoxión magnética, desestabiliza a estos campos magnéticos provocando una liberación explosiva de la energía almacenada, o llamémosle llamarada. Este estallido emite radiación en todo el espectro electromagnético, desde las ondas de radio visibles hasta las franjas inapreciables ultravioleta y rayos X.

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