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La semana pasada se produjeron “dos grandes acontecimientos” que parecían “no estar relacionados pero que realmente forman parte de la misma gran historia que nos habla sobre cómo el mundo de las finanzas está cambiado”, explica Neil Irwin, corresponsal de economía senior de 'The New York Times'.

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En primer lugar, Calpers, la gigantesca agencia de pensiones de los funcionarios públicos de California, anunció que dejaría de invertir en hedge funds (fondos de cobertura). En segundo, Bill Gross, el famoso inversor que fundó Pimco, la gestora de bonos más grande del mundo, abandonó la empresa para irse a un competidor más pequeño, al parecer enfrentado con sus antiguos compañeros.

“Cada uno de estos acontecimiento presagia el fin del culto al genio solitario que puede, a través de su mente superior, ser más astuto que el resto del mundo de las finanzas y ganar una mayor rentabilidad para sus inversores”, interpreta Irwin.

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Explica este experto que la llegada de “los fondos mutuos de bajo coste, y la comprensión más generalizada de sus ventajas, ha metido presión sobre los seleccionadores de valores del pasado. Recordemos a Peter Lynch, de Fidelity, o a Bill Miller, de Legg Mason, que a menudo aparecieron en las portadas de las revistas como grandes gurús del mercado de sus épocas. Es difícil nombrar a su equivalente contemporáneo”.

Gross, no obstante, es uno de los inversores más exitosos de nuestro tiempo y ha superado al mercado en múltiples ocasiones, además de convertirse en multimillonario, y la figura pública más visible del mercado de bonos. Pero, parece que “tan grande como es Pimco, no lo es lo suficiente como para acoger a Gross y a su equipo, que se enfrentaron por su comportamiento errático y gestión tiránica”.

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Mientras tanto, Calpers, ha decidido dejar de confiar sus 4.000 millones de dólares en activos a los gestores de hedge funds. Argumentan que no todos estos fondos son malos, pero al final, teniendo en cuenta su complejidad, coste y falta de capacidad para hacer frente al tamaño de Calpers, “el programa de inversión en los fondos de cobertura no está justificado”.

Lo que están diciendo, explica Irwin, es que “los enormes honorarios de estos gestores (normalmente el 2% de los activos gestionados, más el 20% de los beneficios) son demasiado caros en relación con las ganancias que son capaces de crear de forma fiable. Incluso cuando estos fondos superan constantemente la rentabilidad del mercado”.

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En conclusión: “Puede ser genial ganarle al mercado, pero cuando usted es tan grande como Calpers o Pimco, en aspectos importantes usted es el mercado”.

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