• Sus lentos movimientos dificultan manejarse en momentos de tensión
  • Crecer es un desafío ante los ágiles y pequeños competidores
  • 'El tamaño es una ventaja hasta que se convierte en desventaja'
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La estabilidad se ha convertido en estancamiento en los conocidos como blue chips, esos valores seguros por su fortaleza y fiabilidad, y que en el Ibex 35 llevan el nombre de Banco Santander, BBVA, Telefónica, Repsol e Iberdrola. Aunque este es el top five tradicional, porque en los últimos años se les puede sumar Inditex.

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En Estados Unidos sus homólogos, que son muchos más, AT&T, Coca-Cola, IBM, Wal-Mart o GE han protagonizado en los últimos días malas noticias en forma de decepción por sus resultados o por el mal comportamiento de sus acciones. “Un tercio de las empresas del Dow Jones industrial ha registrado ingresos estancados o en descenso en los últimos 12 meses”, según datos de Capital IQ de los que se hace eco The Wall Street Journal.

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Aseguran desde el otro lado del Atlántico que existe una sensación de malestar general con las empresas cuyas poderosas fórmulas de éxito las hicieron demasiado grandes como para adaptarse ágilmente cuando las condiciones del mercado lo exigen. Incurren en recursos “pegajosos”, no sólo por sus sistemas tecnológicos, sino también por sus empleados y sus procesos empresariales, advierte Anil Gupta, profesor de estrategia y emprendimiento en la Universidad de Maryland.

El término “blue chips” fue acuñado por el reportero de Dow Jones Oliver Gingold a principios de los años 20 y fue consagrado en el Dow Jones, compuesto por 30 de las principales empresas del país. Esta expresión deriva de las fichas azules de los casinos, que representan los valores máximos.

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Se entiende que son empresas con ingresos estables, valores sin grandes fluctuaciones y que no precisen de grandes ampliaciones de su pasivo. También disfrutan de alto nivel de liquidez y reparten de forma regular dividendos, incluso si la empresa atraviesa una situación desfavorable.

El tamaño es una ventaja, hasta que se convierte en una desventaja

El crecimiento para estos “monstruos” de lento movimiento es un desafío frente a competidores más pequeños y ágiles. “El problema ahora es que el crecimiento global es más lento que en las últimas dos décadas y el resultado es un entorno intensamente competitivo que obliga a las compañías a ser más veloces, altamente eficientes y más productivas”, advierte Gina Martin Adams, estratega de Wells Fargo Securities; mientras que Sydney Finkelstein, profesor de estrategia y liderazgo en la Escuela de Negocios Tuck de Dartmouth College, dice que hoy en día los blue chips enfrentan retos difíciles, como la globalización, el rápido cambio tecnológico y las operaciones complejas: “Son demasiado grandes para prosperar en este momento (…) El tamaño es una ventaja, hasta que se convierte en una desventaja”.

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