• Cualquier concesión a Grecia que no implique reformas puede espolear al partido de Pablo Iglesias
  • Alemania y Finlandia han expresado su oposición a reducir la deuda de Grecia
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Grecia y España podrían dibujarse como la cara y la cruz de Europa, o lo que es lo mismo, la polarización entre el fracaso rotundo de las medidas de austeridad de la ‘troika’, que representa el país heleno y el éxito de las políticas reformistas como única manera de salir de la crisis que reivindica el Gobierno de Mariano Rajoy. Teniendo en cuenta esta dicotomía, el más implacable oponente de Alexis Tsipras no será Alemania, si no España.

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Así lo defiende Simon Nixon en un reportaje de Wall Street Journal en el que explica que “Rajoy defenderá que cualquier acuerdo con el líder griego debe fundamentarse en un compromiso por parte de Tsipras con unas medidas reformistas al menos igual de duras que las impulsada por su ex primer ministro Antonis Samaras”. En caso contrario, afirma el medio sería interpretado “como una victoria para el líder de Syriza y, de pasó, serviría de combustible para el meteórico ascenso de Podemos”.

Las concesiones de España a Tsipras alimentarán el ascenso de Podemos

Rajoy se ve reforzado por las cifras de la economía española para adoptar esta postura, con un crecimiento cercano al 3% en 2015 y una tasa de paro que cerró 2014 con 400.000 desempleados menos. Así, cita el medio fuentes cercanas a Moncloa quienes aseguran que desde España se cree que es preferible para la Zona Euro y el propio país dejar que Grecia caiga del euro, antes que poner en peligro la recuperación y alimentar el apoyo a Podemos.

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La crisis en Grecia se agudizan desde la entrada de Tsipras al gobierno. En una reunión en Bruselas a principios de esta semana, ahora ex ministro de Finanzas Gikas Hardouvelis advirtió que el deterioro de los ingresos fiscales y el ritmo de las salidas del banco de depósito habían acelerado en los últimos días, según personas presentes.

De ahí que algunos ministros de Finanzas de la eurozona y altos funcionarios dicen que están más preocupados por el destino del bloque de la moneda europea ahora que en el apogeo de la crisis de la deuda del euro en 2011 o 2012.

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CONFRONTACIÓN O COMPROMISO

En los escasos tres días que lleva como primer ministro, apunta el diario, que Tsipras ha dado pocos pasos para apoyar su declaración de que desea que Grecia permanezca en el euro, ya que a pocas semanas de alcanzar un acuerdo con las autoridades de la Zona Euro, casi todas las decisiones que ha tomado parecen encaminadas a agudizar las diferencias con los acreedores del país heleno.

"El problema del señor Tsipras es que las actitudes de la zona euro también se están endureciendo. Su estrategia parece ser la de ponerse a la cabeza de toda Europa y la "austeridad". Sus ambiciones podrían haber sido alentadas por el desorden que su éxito ha sembrado entre los principales partidos de la izquierda europeos.

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Estos se enfrentan ahora a un dilema estratégico: Atrapados entre el populismo radical del señor Tsipras y su propia aquiescencia en respuesta a la crisis de la eurozona, su apoyo electoral se está desmoronando.

La confrontación ha llegado en forma de pacto con la formación ultra derechista Griegos Independientes y, de rebote, su oposición a reforzar la respuesta de Europa al reciente apoyo de Rusia a los separatistas de Ucrania. Sin olvidar los comentarios del nuevo gabinete de Gobierno de Tsipras de revocar algunas reformas en Grecia.

Y ante este panorama, los mercados han empezado a digerir el hecho de que Grecia abandone la moneda compartida, con la bolsa helena que presenta una depreciación del 15,38% desde que Syriza ganara las elecciones y la prima de riesgo de Grecia superando el nivel psicológico de los 1.000 puntos y se sitúa en los 1.039, un 9,63% más.

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