• El componente de energía aumentó su escalada desde el 1,9% interanual de junio hasta el 2,2% de julio
  • El mercado está pendiente de los próximos pasos de Mario Draghi tras abrir la puerta al fin de los estímulos en Sintra
inflacion

La inflación de la Eurozona se mantuvo constante en el 1,3% en julio, mismo nivel que en junio, con lo que sigue alejada del objetivo del 2% del Banco Central Europeo (BCE), a pesar del cambio de discurso de Mario Draghi en Sintra el pasado mes de junio.

Así lo muestra el indicador adelantado de IPC publicado hoy por la oficina estadística europea Eurostat. Por componentes, el órgano estima que el componente de la energía aceleró su repunte desde el 1,9% de junio hasta el 2,2% de julio, aunque se sitúa muy lejos del incremento interanual del 9,3% de febrero. En aquel momento, el auge del petróleo desde los 30 dólares de principios de 2016 hasta el entorno de los 50 dólares de principios de este año marcaba el retorno de la inflación.

Sin embargo, Draghi fue tajante en aquel momento. El impulso de la inflación era "coyuntural" y se debía exclusivamente a las materias primas, especialmente el crudo. De hecho, en febrero el indicador estimado sin los componentes más volátiles como son la energía y los alimentos no elaborados, ni el tabaco, alcohol y alimentos, se situó en el 1,2% anual. Mismo porcentaje que en julio. Aunque la inflación subyacente (excluye únicamente energía y alimentos no elaborados) aumentó hasta el 1,3%, máximo de cuatro años. Este indicador refleja la verdadera subida de precios que genera una economía, aún reducida en estos momentos en Europa ante la escasa presión salarial que hay en el mercado laboral a pesar del descenso del desempleo, que se situó en el 9,1% en junio, el nivel más bajo desde 2009.

Eurostat señala que en julio, tras el segmento de la energía, el que tuvo un mayor incremento de precios fue el sector servicios, con un 1,5% que se reduce aun así una décima respecto al impulso de junio. La comida, el alcohol y el tabaco se mantuvieron estables con un aumento de precios del 1,4% en comparación con el año anterior, mientras que los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 0,5%, frente al 0,4% de junio.

La inflación es la referencia central del BCE, que tiene como objetivo su control en el medio plazo cerca, pero por debajo del 2%. Para tratar de cumplir con esta meta, el banco central mantiene una política ultraexpansiva con compras de activos por valor de 60.000 millones de euros mensuales, tipos de interés al 0% y tipos marginales de depósito al -0,4%. Aunque hasta ahora Draghi se había mantenido firme en la defensa de estos estímulos, el mercado interpretó de su discurso en Sintra el pasado mes de junio un punto de inflexión, al hablar del cierre de la brecha entre el paro de la Eurozona y la tasa Nairu (no aceleradora de inflación). El euro se disparó desde ese momento hasta alcanzar la semana pasada máximos de 30 meses en 1,1777 dólares. Sin embargo, en la última reunión de la autoridad monetaria, el banquero italiano se limitó a parapetrarse en la baja inflación para no anticipar la normalización de la política -tapering y subida de tipos-. Su próxima aparición será en Jackson Hole, simposio de banqueros centrales que se celebrará entre los días 24 y 26 de agosto.

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