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MADRID, 20 NOV. (Bolsamania.com/BMS) .- Rumores y especulaciones siguen merodeando alrededor de Sayr, que ayer se hundió en bolsa un 7,87%, y hoy ha cerrado con nuevas caídas del 3,90%. Las fuertes subidas del valor en lo que va de año y, en particular desde abril, de más del 100% en el primer plazo y de más del 300% en el segundo, permiten “agarrase” a la recogida de beneficios para explicar estas abultadas caídas: “Un título como éste, tan alcista, puede caer un 50% y seguir siendo alcista”, apuntaba el analista técnico de Bolsamanía, José María Rodríguez. También diversos analistas fundamentales consultados por Bolsamanía coinciden en que podría tratarse de una recogida de beneficios para hacer caja, como también hoy ha sucedido con FCC, que ha seguido a Sacyr en las caídas y lo ha hecho muy de cerca. FCC ha cerrado con descensos del 3,37%. Sin embargo, esos expertos fundamentales reconocen que la situación que atraviesa Sacyr no es precisamente positiva. DEUDA INSOSTENIBLE La abultada deuda es un tema recurrente cuando la compañía se mueve de forma brusca en bolsa. Mientras algunos analistas creen que no hay vencimientos a corto plazo fuertes, y que el valor en el mercado de su participación en Repsol ya supera la deuda asociada, como factores positivos; otras voces apuntan a la necesidad de una reestructuración porque en la primera mitad de 2015 hay un fuerte vencimiento de 2.600 millones de euros. En la última conferencia con analistas que ofreció Sacyr con motivo de la presentación de sus resultados, los ejecutivos de la firma se mostraron confiados en seguir reduciendo la deuda y en cumplir con sus compromisos, pero las cifras de generación de beneficio recurrentes demuestran que el grupo tendrá difícil enfrentarse a dicho vencimiento. La deuda de Sacyr asciende a 6.800 millones de euros según los datos a septiembre de este año, y “aunque el grupo no roza la quiebra, sí necesitará la ayuda de los bancos”, apunta un analista. SALIR DE REPSOL Si las especulaciones se ceban con Sacyr, no está mucho mejor su participada, Repsol. Aunque el grupo mexicano Pemex y el multimillonario del país Carlos Slim han desmentido que quieran tomar el control de la petrolera, la inestabilidad en el accionariado de la compañía no ayuda al comportamiento de sus acciones. Actualmente, CaixaBank es el principal accionista de Repsol con el 12,9% (-2,5% de las convertibles), luego están Sacyr (9,53%), Pemex (9,49%) y Temasek (6,29%). Los analistas fundamentales subrayan que el valor en bolsa de la participación de Sacyr en Repsol ya supera la deuda asociada a esta inversión, y lo cierto es que vender ese porcentaje restaría un buen “pedazo” de la deuda. Sin embargo, a la vez, se dejarían de ingresar dividendos y las puestas en equivalencia, lo que podría llevar a Sacyr a entrar en pérdidas, “y esto da muy mala imagen”, advierten los expertos. Además, cualquier decisión de Sacyr en Repsol depende ahora de lo que haga Pemex. Esta mañana, los analistas de Ahorro Corporación Financiera (ACF) explicaban que la atención se centra ahora en el 27 de noviembre, fecha en la que se celebra consejo de administración de Repsol, en el que Pemex podría mostrar sus intenciones reales. “Teniendo en cuenta la limitación legal de control del Gobierno de España, el acuerdo de Pemex con Repsol de no aumentar la participación por encima del 10% y la escasa probabilidad de que CaixaBank apoye a Pemex, se limitan en nuestra opinión las posibilidades reales de que Pemex pueda controlar Repsol, operación que no tiene que ser positiva para los accionistas de Repsol, dado que probablemente facilitaría un acuerdo con YPF en unas condiciones que pudieran no ser las mejores. No obstante, una eventual retirada de Pemex de Repsol tampoco sería favorable si la salida no se hace de forma ordenada”. Esta última aseveración condiciona a Sacyr. Si Pemex amenaza con poner en el mercado su participación en Repsol, el precio de la acción podría caer con fuerza, y Sacyr no se puede permitir vender a corto plazo con minusvalías. MULTA MILLONARIA EN MURCIA La última información en la que ha sido protagonista se conoció el lunes, cuando se supo que el Gobierno de Murcia podría reclamar 3.000 millones de euros a Aeromur, cuyo principal accionista es Sacyr, por el retraso en la puesta en funcionamiento del aeropuerto internacional de Corvera. El Ejecutivo murciano justifica esta cantidad porque apunta que tendría que soportar las cargas financieras derivadas del aval prestado a favor de la concesionaria (por 200 millones), las expropiaciones pendientes de pago y el retraso de la puesta en servicio. Fuentes jurídicas consultadas por El Economista advertían que la cantidad se acerca a la deuda de la comunidad, que se sitúa en alrededor de los 4.500 millones de euros y es casi el doble de la capitalización bursátil de Sacyr, que el viernes rondaba los 1.754 millones de euros. Los analistas consultados reconocían que titulares de esa magnitud “asustan”, pero que no tiene sentido que por una inversión de 250 millones se exija una cantidad tan “desproporcionada”. María Gómez
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