• El Servicio Público de Empleo constata, no obstante, una ligera recuperación en el retorno al mercado laboral de los más veteranos
  • La experiencia, su compromiso y estabilidad para con la empresa, así como su dedicación, les convierten en un activo importante para las compañías
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La crisis ha agudizado el problema del paro en España. A día de hoy más de cuatro millones de personas quieren trabajar y no pueden porque no encuentran un empleo digno. De todos ellos, 1,79 millones son mayores de 45 años, el grupo de edad al que más le ha afectado el desempleo en este tiempo. No obstante, los datos más recientes indican que podría empezar a recuperarse.

Según las últimas referencias de la Encuesta de Población Activa (EPA), son los mayores de 45 años los que representan el 35,5% del total de desempleados, un porcentaje que se ha incrementado 12,5 puntos desde el inicio de la crisis, ya que en 2007 apenas superaban los 400.000. Por si fuera poco, prácticamente la mitad de los parados de larga duración pertenecen a este colectivo. Sin embargo, y pese a que las cifras son todavía muy abultadas, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha divulgado recientemente que, en agosto, el número de parados en este grupo de edad se redujo un 4,79% respecto a la misma fecha del año anterior. Y no es nuevo.

Valentín Bote, director de Randstad Research, asegura que el empleo se está recuperando en todos los segmentos de edad. “En los últimos dos años ha aumentado en un millón de personas la afiliación a la Seguridad Social. Un incremento que integra tanto población joven como trabajadores de más de 45 años”, apunta.

“La recuperación económica sostenida que está detrás de la reducción del paro de larga duración hace pensar que no se trata de un hecho coyuntural”

UNA TENDENCIA REAL

Es un hecho. Se está produciendo una ligera recuperación en el retorno al mercado laboral de los más veteranos. Pero, ¿se trata de una tendencia real o es más bien un hecho puntual? José María Peláez, director del grado en administración y dirección de empresas de la Universidad Francisco de Vitoria, apuesta por una tendencia real. A su juicio, tras la crisis las empresas han cambiado sus motivaciones respecto a los perfiles de los empleados y, además, “hay una adaptación de los más mayores, tal vez resignada, a aceptar sueldos más bajos que los que tuvieron en su 'apogeo' profesional”. En su opinión, esta perspectiva contribuye en gran medida a la mejora de los datos. Valentín Bote también se muestra convencido de que “la recuperación económica sostenida que está detrás de la reducción del paro de larga duración hace pensar que no se trata de un hecho coyuntural”. Por su parte, Juan San Andrés, consultor en productividad y factor humano, no cree, sin embargo, que esta tendencia dure más de unos años en el mejor de los casos. “España tiene un problema crónico estructural con el empleo y recuperar los niveles de 2006 va a ser muy difícil sin hacer reformas. Lógicamente, la evolución de la economía determinará mucho lo que ocurra”, dilucida.

Los expertos saben que existe una razón de fondo en la mejoría del empleo de este grupo de edad. José María Peláez atribuye este repunte en el empleo de los mayores de 45 a la experiencia de estos profesionales. “Durante la crisis, las empresas, guiadas por un mero criterio de coste, han restringido las contrataciones o las han dirigido a jóvenes que aportaban sobre todo capacidad de trabajo”, señala. “Estos recursos -explica- se han demostrado muy eficientes en el corto plazo, pero no han demostrado la experiencia ni la iniciativa propia de profesionales con más de 20 años de experiencia”. Además, Peláez cree que en el contexto actual las empresas necesitan más experiencia y compromiso, algo que los jóvenes, movidos por su desarrollo personal, todavía no pueden aportar.

Juan San Andrés afirma que “el tirón de la economía, que afortunadamente todavía perdura, ha sido muy beneficioso para reducir el paro y parece que de manera especial para este grupo de edad”. En su opinión, los mayores de 45 años son un grupo muy heterogéneo, bien preparado, a veces con conocimientos a caballo entre la era digital y la predigital, que se han visto sin trabajo por cierres de empresas o, en algunos casos, por jubilaciones anticipadas. Una parte de ellos ha adquirido excelentes conocimientos que ahora, con el repunte de la economía, son muy valiosos para las marcas.

Las empresas valoran ahora la experiencia, el compromiso y la red de contactos de los veteranos por encima de la motivación y la capacidad de trabajo de los más jóvenes

Por tanto, según los profesionales del sector, parece que los más mayores vuelven a ser un activo importante para las compañías. Estas valoran ahora su experiencia, su compromiso y su red de contactos por encima de la motivación y la capacidad de trabajo de los más jóvenes. Los mayores vuelven a entrar en el mercado por méritos propios a cambio de una reducción de sueldos, que se ha gestado durante la crisis.

EL ATRACTIVO DE LOS MÁS MAYORES

Aunque el cierre de negocios, los ERE y las jubilaciones anticipadas fueron las lacras de las plantillas más veteranas hace unos años, ahora las empresas poseen un renovado interés por las cualidades más específicas del colectivo senior. Los expertos tienen identificadas las razones principales que mueven a las compañías a la contratación de un experimentado por encima de una persona más joven.

Juan San Andrés, consultor en productividad y factor humano, destaca que los primeros “saben aprovechar las oportunidades y aportan la capacidad de ser operativos casi desde el primer día de una manera muy autónoma, casi sin supervisión, gracias a su experiencia”. Además, detalla que sus expectativas, muy realistas, les hacen tener rotaciones muy bajas, ser leales y comprometidos. José María Peláez, profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, argumenta al respecto que este grupo de edad ha pasado por momentos de crisis personal en los que la falta de empleo puede haber desestabilizado el sentido de sus vidas y la propia autoestima. “La nueva oportunidad de aportar valor a la empresa y a la sociedad multiplica su dedicación y estabilidad en el trabajo”, sentencia.

Valentín Bote, de Randstad Research, añade que los conocimientos técnicos y la experiencia deben venir acompañadas de otra serie de competencias que en las empresas se valoran cada vez más, como pueden ser la versatilidad, la actitud positiva hacia el conocimiento o la capacidad para trabajar en equipo.

Pese a todo, el número de parados mayores de 45 años continúa siendo preocupantemente elevado. La crisis, la persistencia de importantes prejuicios, como su excesiva cualificación que exige contratos más estables y mejor remunerados, su escasa flexibilidad respecto a las nuevas tecnologías o su menor formación en comparación con los jóvenes, siguen lastrando las oportunidades de más de un millón y medio de personas que siguen confiando en salir de las listas de desempleo. Sin embargo continúan estando ahí. Porque ya no son tan jóvenes. Pero están sobradamente preparados.

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