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Venezuela es el país en el que más casos se producen de infección por el virus del chikungunya en Sudamérica. La escasez de medicamentos, es uno de los principales problemas para el gobierno de este país.

FALTA DE MEDIOS

Con fiebre, dolor en las rodillas y los dedos hinchados, Miguel Ángel Maracara, de 21 años, y su padre, recorrieron casi una decena de farmacias en el estado venezolano de Aragua sin encontrar acetaminofén, el medicamento para calmar los fuertes dolores que produce el virus de la chikungunya.

Venezuela encabeza la lista de infectados con el virus del chikungunya en Sudamérica, según los registros oficiales, con 788 casos confirmados y 2.000 sospechosos. Es el cuarto país del continente con mayor incidencia de dengue en 2014 y la malaria -o paludismo- repuntó desde el 2013 tras años en el olvido.

La escasez de medicinas es sólo la punta del iceberg de una crisis de abastecimiento que azota a Venezuela y que, junto con una inflación del 63,4% interanual, está arrastrando la popularidad del presidente Nicolás Maduro, quien en un momento manejó la teoría de la "guerra bacteriológica" para explicar el avance de las enfermedades.

Su Gobierno ha calificado al chikungunya como "un nuevo desafío a la salud pública" y ha llamado a la calma comparando los casos en Venezuela con los 486.300 de República Dominicana -más de la mitad de los infectados en América-. También acusó a la oposición y a medios de comunicación de magnificar el asunto. Aún así, aprobó alrededor de 1.500 millones de dólares a fines de septiembre, para que el sector salud -público y privado- adquiera los insumos necesarios y anunció que esta semana llegarán al país 29 millones de tabletas de acetaminofén, seis millones de jarabes para niños y 600.000 gotas para bebés.

SIN PASTILLAS NI REPELENTES

El dengue y la chikungunya no tienen un tratamiento específico, pero ingerir otra medicina diferente al acetaminofén -o paracetamol- puede producir hemorragias. Por ello, el Gobierno ha dicho que trabaja para garantizar el fármaco. Desde septiembre comenzaron a ser visibles las colas para comprar el medicamento, racionado a una o dos cajas por persona. La desesperación por obtenerlo ha sido aprovechada por los vendedores ambulantes, pese a que las leyes castigan con cárcel las ventas sobre el precio regulado.

En lo que va del año, Venezuela ha reportado 56.729 casos probables de dengue, un 49% más que el año pasado y 65.792 de malaria, o un 9% más que en el 2013 cuando los casos se dispararon tras medio siglo bajo control. Si bien los números aún no son comparables con otros países de la región como Brasil, las enfermedades están aumentando el ausentismo laboral en un país cuya economía habría entrado en recesión, según analistas.

A la par, se iniciaron campañas de fumigación y prevención en las zonas endémicas del país de 29 millones de habitantes, pero los médicos aseguran que las acciones llegaron tarde. Una severa sequía que obligó al gobierno a declarar racionamientos de agua potable, forzó a los venezolanos a recoger agua en recipientes, multiplicando el hábitat del mosquito aedes, transmisor del dengue y la chikungunya.

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