Pros y contras de los créditos mini

En los últimos tiempos ha cobrado fuerza el crecimiento de empresas dedicadas a la financiación de pequeñas cantidades, lo que venimos a conocer como mini créditos. Se trata de una propuesta de financiación que reúne buena parte de las características de los antiguos créditos rápidos, pero que basa su potencial en prestar pequeñas cantidades de dinero con plazos de devolución muy cortos.

Esta opción, a priori, puede ser interesante para casos concretos en los que necesitamos efectivamente una pequeña cantidad de dinero a un plazo corto de tiempo, sin embargo, se trata de un producto que hay que entender en su justa medida, y como tal ser conscientes de lo que representa, lo que cuesta y lo que puede llegar a costar.

¿Qué son?

Este tipo de créditos no se rigen habitualmente por la aplicación de un interés, al tratarse de plazo de devolución pequeños se aplican cantidades fijas en concepto de comisión o coste, que van aumentando en función de los días, por ejemplo, en alguna de estas empresas la solicitud de 100 € supondrá al usuario una devolución a un plazo de una semana de 107 €; un euro diario. Si lo revisáramos desde una perspectiva porcentual, podemos decir que este coste es un 7% neto de lo prestado, sin embargo, la cosa comienza a cambiar a medida que avanza el plazo de amortización y por ejemplo la misma cantidad de 100 € a un plazo de 30 días supondrá una devolución de 130 €, si aplicáramos una perspectiva porcentual el resultado es cualquier cosa menos barato.

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A tener en cuenta

Evidentemente se trata de una opción personal de financiación, y por tanto estas empresas, que muestran sus costes desde el principio, están funcionando realmente bien en los plazos más cortos de devolución en los que, como vemos, los costes pueden ser proporcionalmente más asumibles, sin embargo, no sólo hay que tener en cuenta estos costes, también debiéramos revisar bien la política de impagos de las compañías.

Debemos tener en cuenta que de media además del importe impagado se nos va a exigir una mora equivalente al 20% del impago, además de esto se irán acumulando en muchos casos los costes de recordatorios de pago que pueden ir desde 20 euros para primera comunicación y algo menos para posteriores comunicaciones; dicho esto una vez entrado en mora cuando el usuario devuelve el dinero en las primeras cantidades se destinan siempre los cobros del coste del cobro de deuda, el siguiente lugar al importe que ha originado la deuda y por último a la penalización por el pago.

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