Bolsamania

¿Por qué los futbolistas son tan malos conductores?

Ferrari de Cristiano Ronaldo

Superdeportivos convertidos en chatarra, multas por exceso de velocidad, accidentes estúpidos… Parece inevitable que la relación entre coches caros y deportistas de élite, en concreto las estrellas del fútbol, sea siempre así de tormentosa. ¿Por qué los futbolistas son tan malos conductores?

Probablemente encontraremos la respuesta en el hecho de que los futbolistas son demasiado jóvenes e inmaduros para tener acceso a coches caros de gran cilindrada. Exceso de dinero, de  juventud y de inconsciencia, un cóctel peligroso.

Benzema, el último de una larga lista

Como hemos explicado ya en este blog, el jugador del Real Madrid Karim Benzema fue cazado por un radar cuando circulaba nada menos que a 216 km/h por la M-40, con el riesgo que esto supone para él mismo y para el resto de personas que circulaban por esa vía en esos momentos.

Es solo el último caso de un futbolista que se salta las normas de circulación de forma peligrosa que recuerda a otros como el de Samuel Etoo, que estrelló su Mercedes CL 500 en la Vía de Cintura de Palma cuando circulaba a una velocidad desproporcionada, o el del siempre polémico Mario Balotelli, que nada más llegar a Manchester en el año 2010 destrozó su Audi R8 y en dos temporadas en Inglaterra llegó a acumular 11.000 € en multas de aparcamiento.

También en Manchester se recuerda aun el accidente de Cristiano Ronaldo, que salió ileso de milagro después de empotrar su Ferrari contra el muro de un túnel (imagen superior). Aunque para ser justo hay que decir que no solo los futbolistas se dedican a destrozar Ferraris.

El Ferrari de Ever Banega en llamas 01

Accidentes que rozan lo ridículo

Otro de los casos más sonados es el del holandés Royston Drenthe, que fue sancionado por circular a 180 km/h y saltarse seis semáforos en rojo en Alicante después de haber chocado unos años antes su Audi Q7 contra un coche de policía en la M-30 madrileña. Resulta difícil hacerlo peor.

Un caso que roza lo ridículo es el del valencianista Ever Banega, que literalmente se atropelló a sí mismo cuando, al descender de su coche para repostar en una gasolinera, olvidó poner el freno de mano de su coche. La cosa se saldó con fractura de tibia y varios meses apartado de los terrenos de juego. Meses después el argentino protagonizaba otro incidente surrealista cuando incendiaba su Ferrari de manera inexplicable mientras se dirigía al entrenamiento de su equipo.

Ridículo también lo que le pasó a Gerard Piqué, que dejó abierta la puerta del conductor de su coche después de estacionarlo en la calle: un autobús se la llevó por delante. Precisamente fue un autobús el que se cruzó con el coche de Guti en Estambul. Al parecer el jugador español, que llevaba algunas copas de más, no lo vio venir: dio positivo quintuplicando la tasa máxima permitida en Turquía.

Fotos – El Mundo