Bolsamania

Hacia la conducción autónoma, pero no sobre asfalto de Land Rover

 

Land Rover

Hoy en día, todos los fabricantes de vehículos se decantan por la cuestión de la conducción autónoma. Cada marca trabaja de hecho en colaboración con un puñado de sociedades de equipamientos que generalizan a largo plazo las mismas tecnologías. Finalmente, y próximamente, habrá nuevos estándares. Para salir del lote, Land Rover se apoya en su experiencia reconocida en materia de todoterreno para desarrollar la conducción autónoma, pero no sobre asfalto.

Un terreno respuesta predictivo

La marca trabaja actualmente sobre una nueva generación de tecnología Terreno-Respuesta, que apareció en los años 2000 y que hoy en día es un indispensable en todo SUV de cierta calidad. Proponiendo un modo que se adapte lo mejor posible a la motricidad en función del terreno, el Terreno-Respuesta del futuro será probablemente el sistema adoptado por los fabricantes.

A través del principio de ultrasonido, escanea el terreno 5 metros por delante del vehículo y presenta sobre una pantalla la naturaleza del suelo sobre el cual el vehículo se dispone a colocar sus ruedas. Land Rover todavía no anuncia la fecha de la comercialización en serie de este sistema.

Una velocidad adaptada

En la misma lógica de poder evolucionar lo más serenamente posible, el regulador de velocidad va acoplado a una cámara estereoscópica colocada sobre el techo. Detecta con precisión el relieve del terreno, 30 metros por delante del vehículo, e interactúa con el acelerador y el freno.

El conductor tan solo interviene en la dirección. El vehículo ralentiza progresivamente en el momento oportuno y retoma después la velocidad definida por el conductor, en cuanto las condiciones lo permiten.

Desde hace años conocemos la asistencia o ayuda para aparcar el vehículo. Se trata de radares que miden la distancia por delante y por detrás del vehículo. La etapa siguiente es la de medir por encima del vehículo, un dato indispensable para poder aparcar el coche de manera totalmente autónoma en un parking subterráneo.

Foto – Vroom