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El Honda NSX híbrido, mejor que un BMW i8

Honda NSX hybride

Hay pocos coches de los que podamos decir que han marcado su época, pero el Honda NSX forma parte de este lote. En 1990, conocíamos el Datsun 240Z, el Honda NSX y el Toyota Celica, pero nadie pensaba que los fabricantes japoneses podían construir un supercar. Sin embargo eso es lo que hicieron con el NSX. Y sin turbo, ni enorme cilindrada, pero con calidades tradicionalmente japonesas como un cuidado extremo aportado a cada detalle.

Este segundo NSX sigue la misma filosofía, pero la evolución del mercado y el progreso técnico hacen de él un vehículo completamente diferente. Esta segunda generación de NSX posee más que cuatro motores. Uno de gasolina, y tres eléctricos. Un pequeño eléctrico para cada rueda delantera, no en las ruedas, pero en medio de la vía para centrar la masa, y un eléctrico en la parte trasera, intercalado con el motor de gasolina y la caja de marchas.

Este motor de gasolina es incontestablemente la pieza maestra del vehículo. Se trata de un V6 biturbo de 3,5 litros, y que ofrece una potencia de 500 caballos. La potencia total disponible es de 573 caballos, lo que hace que haya menos del 15% de la potencia disponible que proceda de los propulsores eléctricos. Es decir que ante la primera presión franca del acelerador, el motor de gasolina se dispara. El NSX no es recargable, y no hay ningún mando para bloquearlo en modo eléctrico.

El NSX tendrá cuatro modos de funcionamiento: Quiet, Sport, Sport+ y Track. En el primero, el motor de gasolina ve se régimen limitado a 4000 rv/min, y la caja sube rápido de marchas. Todo se vuelve más agresivo en los modos siguientes, y se nota que en el modo último, Track, la gestión electrónica privilegia el mantenimiento del nivel de carga de la batería litio-ion, para que la respuesta del acelerador sea siempre constante y no variable.

Sin árbol central de transmisión, la única potencia disponible de ruedas delanteras es la de los pequeños motores eléctricos. Su potencia es modesta, pero su par es inmediato, y con un motor para cada rueda y un cerebro central ultra inteligente, se obtiene un diferencial formidable, con una reactividad sin igual. Por supuesto, como en el primer NSX, Honda mantiene los materiales más ligeros. Todos los elementos de suspensión son de aluminio, como lo esencial de la estructura, salvo los paneles de la base que son de fibra de carbono.

Foto – Autoportal