Bolsamania

Así se prueban los coches en el centro de tests climáticos de Ford en Alemania

Muchos vehículos que se venden en  todo el mundo acaban circulando en lugares donde las condiciones ambientales son muy diferentes a las de su lugar de fabricación. Hasta ahora, los grandes fabricantes utilizaban un sistema muy básico y muy caro para probar la resistencia de sus modelos a estos cambios: llevarlos a países con climas extremos y ponerlos a prueba en condiciones reales. En Ford han decidido cambiar esta manera de proceder, creando un centro de pruebas que reproduce en su interior todos los climas del mundo.

Se trata del Environmental Test Center, que acaba de ser inaugurado en la localidad de Niehl, cerca de la ciudad alemana de Colonia, y sede de la factoría donde se ensambla el Ford Fiesta. Allí encontramos una discreta nave industrial de 5.000 metros cuadrados dotado de cuatro salas especiales que pueden reproducir las condiciones de temperatura, humedad, presión atmosférica y viento que los investigadores deseen.

Hay tres túneles de viento capaces de generar velocidades de hasta 25o km/h, así como una rejilla de 28 focos que simula los efectos de la radiación solar y mide la eficiencia de los sistemas de refrigeración de los coches, tanto los de los motores como los de la cabina. También la temperatura ambiental se puede regular en un amplio rango que va desde los -40ºC hasta los 55ºC.

En una de estas salas de temperatura controlada hay grandes máquinas industriales de nieve que pueden generar una capa de 20 centímetros de grosor en sólo 4 horas. Así los técnicos pueden ver si la nieve obstruye las entradas de aire al motor, si los limpiaparabrisas son lo suficientemente potentes para seguir funcionando e incluso la cantidad de nieve que cae sobre la cabeza del conductor cuando abre la puerta.

En otra sala en cambio se reproduce un clima tropical, con diferentes grados de humedad que pueden llegar al 95%, mientras que en otros espacio se mide la presión atmosférica, pues no es lo mismo conducir un coche al nivel del mar que por una carretera de montaña a gran altitud, donde la temperatura es más baja y el oxígeno menos abundante. En esas circunstancias, los humanos tendemos a marearnos y los motores tienden a ser menos eficientes. Para simular estas variaciones de altitud se regula la presión atmosférica de la sala, que cuenta con paredes metálicas de 75 centímetros de espesor capaces de soportar presiones de hasta cinco toneladas por metro cuadrado.

Fotos – fordmedia.eu