¿Qué es la presión fiscal?


A todo el mundo le suena el término e incluso puede que muchos tengan una idea de en qué consiste. Sin embargo, nunca está de más aclarar qué es exactamente la presión fiscal, como se calcula y la situación de España al respecto.
Cada vez que se aprueba un nuevo impuesto, que se recupera uno antiguo o que se cambian los tipos impositivos salta a la palestra de forma recurrente el debate sobre la presión fiscal. Este término se utiliza para designar los impuestos a los que están sometidos los ciudadanos en función del dinero que ganan o, dicho de un modo más técnico, es la «relación entre los ingresos tributarios totales de un país, incluidas las cotizaciones a la seguridad social, y la renta nacional del mismo«.

El esfuerzo fiscal

Asociado a la presión fiscal se suele hablar también de esfuerzo fiscal. Este término está mucho más relacionado con el ciudadano de a pie . Se mide de forma porcentual y determina el porcentaje de lo que ganamos que se destina al pago de tributos. Estos incluyen todo tipo de impuestos, desde el IVA hasta el IRPF y el resto de impuestos directos, pasando por las cotizaciones a la Seguridad Social.

No debemos confundir presión fiscal y esfuerzo fiscal. El primero suele ser un reflejo del gasto del Estado y, hasta cierto, del nivel de los servicios sociales de los que disfrutan los ciudadanos, mientras que el segundo mide el porcentaje de nuestra renta que destinamos efectivamente al pago de impuestos. Existe una herramienta que nos puede ayudar a verlo de forma muy gráfica pese a estar ligeramente desactualizada.

Donde nos encontramos

Actualmente la presión fiscal en España se situa, según los datos de la OCDE en el 39,9 %, entendida como el peso de los impuestos y las contribuciones a la Seguridad Social sobre los costes laborales. En comparación con Grecia, Italia Portugal, la presión fiscal en España es moderada. Así, por ejemplo, los impuestos representan el 12% de los costes laborales del trabajador soltero medio español por el 16,1% en Italia.

Lo que estos datos no recogen es que España es el país de la Unión Europea de los 15 donde más ha crecido la presión fiscal entre 2003 y 2007 (+,3,2 puntos), aunque la desaparición del Impuesto sobre el Patrimonio sirvió para enfriar esas cifras hasta el punto de que desde 2007 la carga fiscal española ha caído un 15%, algo que sólo se ha visto en Islandia, como explican desde el Instituto Juan de Mariana n un Informe sobre la presión fiscal de diciembre de 2010. Además, mientras que en España la presión ha aumentado en 1,3 puntos en la OCDE ha caída al 35,3%.

Y para que podamos ver la diferencia entre presión fiscal y esfuerzo fiscal, los españoles hicieron en 2010 un esfuerzo fiscal medio del 39,6% para los trabajadores sin hijos, lo que supone un incremento de 1,36 puntos porcentuales respecto a 2009 según datos de la OCDE, donde la presión media es de 34,9%. Es decir, nuestra presión fiscal sigue siendo relativamente baja porque el porcentaje de los ingresos del Estado vía impuestos no es elevado, pero sí que somos de los que más impuestos pagamos en relación a nuestro salario.

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