Cáritas recuerda, por el Día Mundial del Agua, que un tercio de la población mundial vive bajo estrés hídrico

Además, la organización advierte de que para el año 2025 se espera que dos tercios padezcan una creciente escasez de agua a medida que aumente su demanda. Entre las causas, la labor social de la Iglesia Católica señala: "el cambio climático provocado por el hombre, el manejo ineficaz de los recursos, las prácticas agrícolas insostenibles y la contaminación provocada por la minería".

En cuanto a los efectos perjudiciales, Cáritas destaca las crisis registradas en distintas regiones del planeta como: las fuertes lluvias en Perú y Colombia, la muerte de millones de personas en el este de África a causa de la hambruna provocada por una sequía que ha diezmado el ganado y destruido las cosechas; las inundaciones devastadoras en el sur de Asia que han afectado a 45 millones de personas; o las intensas lluvias en Etiopía que obligaron a huir a 300.000 personas.

Además de las catástrofes humanas, Cáritas es testigo de cómo la escasez de agua puede agravar situaciones críticas causadas por tensiones sociales, políticas, étnicas y religiosas. Así, pone el ejemplo del pueblo palestino que se enfrenta a "graves carencias" en los suministros de agua y deficiencias de infraestructuras.

Precisamente, la red internacional de Cáritas participa en el Foro Mundial del Agua que se está celebrando en Brasil desde el pasado 18 de marzo y que concluye este viernes, donde se debaten soluciones a nivel global para garantizar la seguridad hídrica, el intercambio equitativo y el uso responsable de los recursos hídricos y medidas para prevenir la sequía y otros desastres.

Aprovechando su presencia en este Foro, Cáritas Internationalis insta a los participantes en esta cita a garantizar que cada Estado asuma su responsabilidad de garantizar el acceso a agua de calidad para todos, especialmente, para los más desfavorecidos; de hacer un intercambio justo de los recursos hídricos; y de un uso racional y responsable del agua, tanto a nivel individual como a nivel estatal.

De manera específica, Cáritas insiste en que es necesario trabajar en un modelo integrado de agricultura y agua "para aumentar la resiliencia y aliviar al máximo el impacto del cambio climático". Igualmente, precisa que la reducción del riesgo de desastres y la prevención serán cada vez más importantes en la ayuda humanitaria y añade que hay que invertir en la gestión del agua para que las comunidades rurales tengan acceso al agua potable.

PARTICIPACIÓN DE LOS AGRICULTORES

También considera "vital" la participación de los agricultores en la conservación del suelo y el agua, por lo que insta a aumentar la conciencia de las comunidades sobre las buenas prácticas de riego. Asimismo, cree que se debe adoptar una estrategia de alerta temprana para permitir que las comunidades ahorren agua durante las estaciones húmedas para poder usarla durante las estaciones secas.

Además, Cáritas pone de manifiesto la importancia del papel de la mujer en la gestión de este recurso natural. "El agua es femenina. Este dicho es muy repetido en la zona del Fouta Toro, entre Mauritania y Senegal", explica la cooperante de Cáritas Española en Mauritania, Soledad Gutiérrez, para quien el binomio "mujer y agua" son "equivalentes a motor de desarrollo de las comunidades".

Esta relación comienza a ser cada vez más evidente en Mauritania, donde se han creado comités mixtos de gestión de los recursos naturales y construido pozos para riego de los huertos gestionados por mujeres, según indica.