Secuelas horribles: “Robocop 2”

Hay una mano negra que pretende acabar con Paul Verhoeven y todo su legado. La realidad es que este tipo es una de las mejores cosas que le ha pasado al cine moderno, pero varios sectores del público, algunos críticos e incluso personas de dentro de la industria parecen estar empeñados en empañar la carrera de un tipo grandísimo.

Entre las incontables películas imprescindibles de Verhoeven, nadie puede pasar por alto la existencia de esa maravilla titulada Robocop. La película de 2987 lograba convertirse en filme imprescindible de la gloriosa década. Ese agente de policía mitad robot, mitad hombre lograba imponer su ley entre los más cinéfilos allá por el año 1987. Uno de esos divertimentos que no admiten comparación.

Desgraciadamente, ni tres años tardaba el legado en ser mancillado. La culpa la tenía una secuela absolutamente horripilante titulada Robocop 2. Bajo un cielo carente de ozono y en una época futurista, la policía de Detroit está en huelga, y las peligrosas bandas criminales dominan a la población. La adicción al Nuke, una poderosa y nueva droga es el pan de cada día. La megacorporación OCP -Omni Consumer Products-, en un intento de reforzar su implacable imperio, pretende apoderarse de la ciudad, para su propia explotación privada. El director de la OCP solicita a la doctora Faxx que reprograme a RoboCop, dejándolo incapaz de luchar contra la delincuencia.

Irvin Kershner, el director de El Imperio Contraataca era el encargado de perpetrar una película que todavía estamos intentando olvidar a día de hoy. La apuesta por el exceso de artificio se llevaba por delante el encanto lúdico de la cinta inicial, convirtiendo a Robocop 2 en una de las secuelas más terribles de cuantas hemos visto.