Otra crítica de “El Amanecer del Planeta de los Simios”

La he visto tardíamente, a pesar de que la crítica de nuestro compañero Héctor sobre “El Amanecer del Planeta de los Simios” ponía a esta cinta por las nubes. Ya imaginaba que no casaría mucho con mi estilo y quería ahorrarme la pesadumbre y la angustia de entregar mi tiempo a una producción que sabía de antemano que no iba a disfrutar, menos habiendo visto la primera parte y sabiendo que el siguiente paso era de relleno. Por una razón que a nadie le importa un pimiento, la acabé viendo. Sí, lo hice. Yo vi “El Amanecer del Planeta de los Simios“. Y sobreviví.

Si Héctor deja una nota tan alta, al borde de ese 10 que significa perfección, yo no soy capaz de darle más de medio punto. No me importa si es comercial, independiente o una de esas odiosas estratagemas de márketing. No me importa de dónde ha salido el dinero para la producción, no me importa si se exhibe en multisalas en vez de ese cine de pueblo donde ni siquiera hay desnivel en las butacas o es una edición tan limitada que es el propio director el que tiene que hacer el pase en el garaje de la casa de sus padres. De verdad que no. Mi problema con “El Amanecer del Planeta de los Simios” es que me da la sensación de que no estoy viendo nada. Puede que sea un tonto como el espectador anónimo que criticaba la cinta, pero es mi opinión.

No hay nada de esa película que pueda creerme. Los personajes han sido descuidados, con un desarrollo nulo y una planicie apabullante. Los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Si estáis buscando matices, por favor, seguid de largo porque no los encontraréis aquí. Y no estoy hablando de una sesuda reflexión ecologista, animalista o moralista; no pido ridículos conflictos internos en una película que claramente no va de eso, pero tampoco es necesario tomar al público por imbécil y dárselo todo regurgitado como si fuéramos polluelos recién nacidos. Me incluyo, por supuesto, porque tuve que tragármela. Y cuanto más veía, más ridículo me parecía todo.

Siguiendo con los personajes, no hay ninguno que no se escape de la mediocridad. Me da igual si son tópicos o arquetipos, puesto que todas las historias se valen de elementos que ya conocemos de una manera u otra, aunque cada autor busca la manera de perfilarlos y distinguirlos. En este caso, estaban desnudos, eran maniquís con etiquetas. César, tú serás el mono bueno que no quiere violencia y así te mantendrás toda la maldita película. Su personaje podría haber sido mucho más grande si en algún momento demostrara flaqueza o hubiera golpeado personalmente a un humano, pero no: era necesario conservar su “pureza” para no desconcertar al espectador. Koba, el simio traicionero, es hasta físicamente feo porque su maldad no se debe solo a las torturas que sufrió en laboratorios humanos, sino que ya estaba genéticamente predispuesto a ser un animal cruel y vengativo, así que eso tiene que ser muy evidente para que, de nuevo, no haya confusiones. El lado humano es todavía más lastimero y me duele en el alma ver a Gary Oldman implicado en esto.  No voy a decir nada más de esta parte, pues los diálogos hablan por sí mismos.

En cuanto al desarrollo de la acción, hay una cosa que debo decir en su favor y es que es una película larga (de dos horas y pico) que ves sin que te des cuenta. El entretenimiento lo tiene y los efectos especiales son intimidantes. Esto se lo reconozco sin miramientos, sin peros, sin sutilezas ocultas. Pero es lo único que puedo rescatar. A medida que el guión avanza y va mostrando detalles insípidos o bochornosos, cualquier intento de hacer una película buena que combine el binomio docere et delectare se esfuma. Y había material para hacerlo, siempre lo hay cuando es una guerra de dos bandos, pero han preferido hacer una gran apuesta al movimiento, a lo visual, a lo efecticista, y dejar de lado cualquier trabajo que suponga un esfuerzo en la creación de obstáculos y claroscuros en los personajes. Y lo echo de menos.

Como todo el mundo dice, “El Amanecer del Planeta de los Simios” es un blockbuster y está bien diseñado como tal. A mí no me satisface y, al parecer, soy de los pocos, pero no me importa ser tonto por no apreciar este largometraje. Es algo que no puedo evitar.

Spoiler

No puedo acabar sin decirlo, pero… ¿qué demonios es ese momento en el que César malherido es transportado a su antigua casa? Y para rizar el rizo, ¿la cámara está conectada, en perfecto estado, y con posibilidad de ver una escena con James Franco? … ¿Era necesario?