Las palabras que acabaron con la estelar progresión de Megan Fox

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Medio planeta estaba enamorado de ella. La irrupción de Megan Fox en la saga Transformers nos presentaba, allá por 2007, a todo un proyecto de estrella. Pero no sólo eso, ya que la explosiva joven pasaba a convertirse en la protagonista de los sueños húmedos de incontables espectadores. Sus pósters poblaban paredes de adolescentes y su imagen valía millones.

La secuela de la saga robótica no hacía más que confirmar la progresión de una joven a la que le llovían ofertas por todas partes. De hecho, La tercera entrega de Transformers prometía disparar su cotización. Con lo que no contaba era con que una entrevista cortase de cuajo la progresión de lo que parecía un camino de rosas hacia el estrellato.

Es como Adolf Hitler. Quiere ganarse una reputación de megalómano. Es una pesadilla trabajar para él”. Estas palabras salían de la boca de Megan Fox días antes de iniciar el rodaje de Transformers 3 y las utilizaba para referirse a Michael Bay.Cuando sale del ser de rodaje, y no está en modo director, me gusta mucho su personalidad, porque es tan tímido… No tiene remedio. No tiene herramientas sociales en absoluto, y resulta hasta entrañable”.

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A las pocas horas, Megan Fox era despedida de Transformers 3. Nunca se había sentido demasiado cómoda al ser tratada como un mero objeto por su físico. La actriz desarrollaba cierta fama de reivindicativa a la hora de aceptar según que trato por parte de directores. Desgraciadamente, la industria sólo quería a una mujer explosiva que luciese palmito. Ante el bochornoso trato, Megan Fox comenzaba a quedarse lejos de puñados de proyectos. Ella siempre ha defendido que, el hecho de explotar su físico, no significa que pueda ser tratada de forma indigna. Así, a sus treinta años, su carrera es más modesta, pero también más cercana a lo que buscaba.