Crítica “The Collection” y una curiosa forma de publicitarla

En algunas de las películas de miedo que hemos tratado por aquí, especialmente las que se enmarcan bajo el género gore, hemos tenido la oportunidad de echarle un vistazo a “The Collector“. Este viernes estrenan con cierto retraso la segunda entrega, “The Collection“.

Además de la crítica a “The Collection”, me gustaría compartir con vosotros este vídeo publicitario. La idea es muy creativa y se basa en la interactuación directa con el público potencial; creo que es bastante más efectiva que un banner repetitivo que prácticamente viola nuestras retinas, cuando no maltrata nuestros oídos o nos regala algún microinfarto al más puro estilo Avast. En esta campaña de marketing para hacer correr la fecha de estreno de “The Collection” han usado a unos pobres incautos confiados en pasar un rato agradable con la webcam. La productora encargada de esta campaña es Aliwood. ¡Espero que haga muchas más!

Al lío.

Crítica de “The Collection”

Crítica The Collection

Tal y como acabó la primera parte, ya sabíamos que Arkin (Josh Stewart) no iba a salir bien parado. Si bien es cierto que logra escapar, no sabemos cómo, del coleccionista, no le dura mucho tiempo su merecida libertad: necesitan que regrese a su museo particular para que rescate a la hija (Emma Fitzpatrick) de un ricachón ruso que ha sido atrapada por él. Arkin se niega, pero en realidad no tiene ninguna oportunidad y le obligan a hacer de guía.

El pretexto para ver de cerca las piezas de la colección no es muy bueno, al fin y al cabo, si Arkin cuenta a la policía todo lo que sabe sobre su secuestrador, es lógico que también les dé su localización para que puedan atraparlo y salvar a las ocasionales víctimas que queden con vida o enteras. Pero no, eso no ocurre: la dirección se la da al grupo adiestrado y mortífero del ruso para que vayan a recuperar a la chiquilla. Si todos saben que se trata de un hombre peligroso, capaz de matar a decenas de jóvenes en una discoteca con diversos dispositivos sin dejar un mísero rastro, lo normal, digo yo, sería considerar entrar en su guarida con algo más que cinco o seis personas entrenadas, que por muy buenos que sean, ni siquiera saben a qué clase de trampas o mente enfermiza se enfrentan.

Pero “The Collectionno es una película lógica. Hay que hacer muchas concesiones para poder verla -una de ellas, por ejemplo, es asumir que el coleccionista ha desarrollado un crecepelo, pues siendo el mismo en la primera que en la segunda descubrimos que la calvicie que le acomplejaba ha desaparecido. Quizá le arrancó el cuero cabelludo a una de sus presas para tunearse la cabeza-. Eso, de todas formas, lo asumimos cuando somos espectadores de este tipo de cine. En realidad, el guión no importa tanto: lo que queremos es la casquería, ver cómo los escritores se han estrujado el cerebro para impresionarnos con sus creativas y pérfidas trampas. En ese campo, “The Collection” satisface, pues en sus algo más de 80 minutos hay diseminadas muertes variopintas y dolores de los que nos hacen sisear.

No hace falta ver la primera parte para poder entender lo que ocurre en la segunda. Los personajes son totalmente distintos y cualquier intención de continuidad se queda en una ridícula conexión con “The Collector”, pues tan solo se mantiene lo macabro, Stewart y el propio secuestrador. No esperéis ver cómo la mujer de Arkin soluciona sus problemas de dinero -que fue por lo que Arkin se jugó algo más que la vida-, de hecho, es que cambia hasta la actriz que la interpreta, pero para lo que sale no nos vamos a poner exquisitos.

caja roja de the collection

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  1. Living at 33rpm noviembre 11, 2013