Crítica: “Gorrión Rojo”

Todavía no está catalogado como un género de por sí, pero debería empezar a hablarse de “películas que te atrapan”. Nos referimos a esos filmes con una capacidad fuera de lo común para hacer que nos quedemos pegados ante la pantalla, absortos en la historia que se nos cuenta. Gorrión Rojo es un claro ejemplo de ello.

Si alguien nos recomendase un thriller de espías rusos de casi dos horas y media de metraje, sobre el papel pensaríamos que no son precisamente los ingredientes ideales para conseguir una de esas “películas que te atrapan”, pero la realidad es bien distinta. Y es que Gorrión Rojo tiene una historia bastante interesante, alrededor de la cual se reúne un montón de gente con capacidad endiablada para hacer cine con mayúsculas.

Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) es reclutada contra su voluntad para ser un “gorrión”, una seductora adiestrada del servicio de seguridad ruso. Dominika aprende a utilizar su cuerpo como arma, pero lucha por conservar su sentido de la identidad durante el deshumanizador proceso de entrenamiento. Hallando su fuerza en un sistema injusto, se revela como uno de los activos más sólidos del programa. Su primer objetivo es Nate Nash (Joel Edgerton), un funcionario de la CIA que dirige la infiltración más confidencial de la agencia en la inteligencia rusa. Los dos jóvenes agentes caen en una espiral de atracción y engaño que amenaza sus carreras, sus lealtades y la seguridad de sus respectivos países. 

Podría decirse que el libreto elaborado a partir de la novela de Jason Matthews es lo suficientemente acertado como para que todos los elementos que se le suman puedan brillar con efectividad. De sobra conocemos la capacidad del director Francis Lawrence para dotar de ritmo cualquier historia. Desde Constantine a Los juegos del hambre, pasando por Soy Leyenda, lo cierto es que asombra la capacidad de este tipo para filmar “películas que te atrapan”.

Frío, tensión y ninguna clase de concesión a la galería. Gorrión Rojo no escatima crudeza, violencia o sexo, lo que la convierte en una rareza dentro de las grandes producciones de Hollywood. De hecho, puede que eso le cueste caro al otro lado del Atlántico. Cine demasiado europeo para una película protagonizada por la actriz más querida de estados Unidos, Jennifer Lawrence. Afortunadamente, la intérprete pone su inconmensurable talento y entrega al servicio de una de esas películas que traen dignidad a la industria. Gorrión Rojo es todo lo que podía ser.

Héctor Fernández Cachón