Educación pública es educación en manos de políticos

Juan Ramón Rallo

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 15 feb, 2017 10:38
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La educación pública suele caracterizarse como uno de los mayores logros de cualquier sociedad desarrollada que se precie: los individuos disfrutan de acceso garantizado a un amplio abanico formativo que les permite aprehender a los conocimientos necesarios para devenir buenos profesionales y mejores ciudadanos. La educación pública nivela las oportunidades de todos y es uno de los mayores promotores de la igualdad real.

O al menos esto es lo que se nos cuenta. La realidad es bien distinta: la educación pública es un proveedor político-burocrático de enseñanza que debe ser financiado por los contribuyentes. En lugar de permitir que cada ciudadano escoja con sus ingresos antes de impuestos —e incluso, si alguien apostara por una cierta redistribución de la renta, mediante transferencias complementarias que recibiera del Estado— qué centros formativos desea para sus hijos o para sí mismo, se nos obliga por la fuerza a costear de antemano un sistema que bien podemos rechazar.

Huelga insistir en cómo, bajos estas condiciones, el contribuyente se halla completamente a merced de los caprichos de la burocracia funcionarial. Aun si los docentes de la escuela y de la universidad pública prestaran un pésimo servicio, la inmensa mayoría de contribuyentes se verían forzados a recurrir a ellos por cuanto ya han pagado su salario vía impuestos y no cuentan, después de afrontar tan confiscatorios impuestos, con renta disponible suficiente como para abonar las tarifas de un centro privado (los únicos que pueden permitirse pagar dos veces por la educación, la pública y la privada, son “los ricos”: igualdad de oportunidades, lo llaman)... Leer Más

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