"¿Invertir? Que su gestor no le maree con los índices. Apenas sirven para algo…"

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Capitalbolsa | 25 may, 2018 19:10 - Actualizado: 10:09
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Cabizbajo, siempre va contando las baldosas de las aceras, meditabundo, incluso farfullando cosas que sólo el comprende, hablando en solitario y con cara de pocos, muy pocos amigos. G.M, uno de los grandes operadores de la Bolsa española en los años 80, me miró de arriba a abajo en una muy transitada calle madrileña y me lanzó una sonrisa al grito de “¡Hombre, cuánto tiempo tiempo¡ ¡qué pena el destino del viejo parqué! ¿te acuerdas de los viejos tiempos? ¿sigues fumando?

Te leo en lacartadelabolsa. Has cambiado el sesgo desde hace un par de años. Has acertado. Las crisis no duran eternamente y de esta crisis ya estamos saliendo como hemos salido de otras ¡Joder, con las crisis que hemos visto y vivido tú y yo! Quizá no tan fuertes como ésta, pero atroces. Lo que pasa es que en la actualidad la presión mediática ejercida por los populismos desde las redes sociales es muy fuerte. La Globalización se lo ha tragado todo. Ha cambiado los hábitos y las costumbres. La Globalización magnifica los fenómenos. Por eso, ahora más que nunca es aconsejable la meditación ¿Se han casado tus hijos ya? ¿Tienes nietos? ¿Tienen trabajo?...”

En su monólogo G. M. no deja títere con cabeza y, lo que es peor, no deja hablar. Calculo que está a punto de cumplir 80 años. Lo conocí hace 40 años en la Bolsa de Madrid. Está más calvo, más envejecido, como todos, pero dispara a velocidad de vértigo y con una puntería envidiable. Su cerebro sigue ágil, muy ágil.

“Hay un asunto que, como sabes, siempre me ha tocado la fibra más sensible. No soporto a los abanderamos del mal denominado análisis técnico. Nunca los soporté y ahora menos, porque la mayoría sigue con los patrones de antaño sin reparar ni considerar que estos patrones hace tiempo que murieron. Hoy, si hablamos de este tipo de ver las cosas de la Bolsa, sólo mandan las máquinas y las matemáticas. Leí hace unos días que un pipiolo de 24 años se ha forrado con sus programas informáticos y, lo que es realmente acojonante, que maneja millones de dólares de otros tantos pardillos…” (Leer más)

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