India: plegando velas sin cambiar de rumbo

Análisis Santander Private Banking

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Capitalbolsa | 30 may, 2017 16:59 - Actualizado: 08:58
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Tal y como hemos venido señalando a lo largo de los últimos meses, la India es una de las economías con mayor potencial de crecimiento a lo largo de los próximos años, apoyada por la fortaleza de su consumo doméstico y de la inversión, con mejora significativa del ahorro financiero y de la clase media, una pirámide poblacional joven y en crecimiento, y el atractivo creciente de su sector exterior

Buena parte del “imán” de la India tiene que ver con el Gobierno reformista liderado por Modi, que en los últimos años ha preferido seguir impulsando reformas estructurales, a costa de sacrificar algo de crecimiento a corto plazo, a cambio de asegurar el crecimiento en los próximos ejercicios.

En esta línea se enmarca la “desmonetización” que tuvo lugar a finales del pasado ejercicio, en la que se suprimieron los billetes de alta denominación (500 y 1000 rupias), los cuales suponían el 90 % del dinero en circulación, con el objetivo de luchar contra la corrupción y el mercado negro, y así impulsar los impuestos y la economía.

La mala planificación y organización de la misma, así como numerosos problemas burocráticos, podría provocar un efecto negativo en el dato del PIB del 1T17, pero a la larga pensamos que será una medida que beneficie a la economía.

Asimismo, el próximo 1 de julio entrará en funcionamiento el nuevo impuesto unificado que tasará los bienes y servicios indios (GST), lo que supone el mayor cambio en materia fiscal de la historia del país, centralizando todos los impuestos indirectos y acabando con la dispersión de los impuestos estatales.

Además, destacamos que el gobierno indio se encuentra en vías de solucionar la situación de los activos tóxicos (activos reestructurados y NPAs) de su sistema bancario, los cuales han tenido un impacto significativo en la economía india durante los últimos cinco años. Así, el Gobierno ha decidido aumentar el poder del banco central (Reserve Bank of India), para supervisar la resolución de las cuentas tóxicas (cuarenta empresas pertenecientes a siete sectores de la economía concentran la gran mayoría de los activos tóxicos del país), así como para asesorar en los procesos de insolvencia bancaria.

Por último, los esfuerzos realizados por el Ejecutivo para liberalizar la inversión extranjera están teniendo un reflejo positivo alcanzando máximos históricos (44.500 millones de USD en 2016), gracias un régimen regulatorio más laxo. Con estos mimbres, todo apunta a que la India continuará siendo uno de los países emergentes con mayor atractivo de la región, sentando las bases para un crecimiento fuerte a lo largo de los próximos años, por lo que seguimos recomendando este mercado de manera estructural para aquellos inversores con posicionamiento en Emergentes.

Dicho lo anterior, el buen comportamiento de la renta variable india en los que llevamos de ejercicio (con una revalorización cercana al 17% en divisa local), así como una valoración más ajustada (la ratio PER está hasta 6 puntos por encima de otros emergentes de la región), nos llevan a favorecer una reducción de carácter táctico de este activo (recogida de beneficios), dado que el mercado estaría descontando en la actualidad “el mejor de los mundos” y no podemos descartar un impacto negativo temporal de la aplicación de las reformas antes mencionadas.

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