Una liquidez como nunca antes

Bankinter

CapitalBolsa
Capitalbolsa | 28 jun, 2017 19:45
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La presión de la liquidez se ha convertido en una constante. Por eso una parte de los bonos soberanos europeos cotiza con rentabilidades de mercado negativas: hasta el 7 años alemán, hasta el 5 años francés, hasta el 3 años español… entre otros. Estimamos que el BCE dejará de inyectar liquidez a lo largo de 2018 (ahora inyecta 60.000M€/mes) y que en 2019 subirá el tipo de depósito desde - 0,40% hasta 0% y el de crédito (tipo director) hasta 0,25%, pero no antes.

La Fed ya ha empezado a subir, pero aún no se ha atrevido a drenar liquidez, aunque sí haya dejado de incrementarla. Ya ha transmitido un plan orientativo para empezar a drenarla, pero no ha dicho cuándo empezará y todo parece indicar que tardará tiempo en decidirse a tomar ese riesgo. Y, en caso de duda, ambos bancos centrales irán más despacio aún. Eso reduce el riesgo de shocks y proporciona un soporte de primer orden al mercado de bonos, pero también indirectamente al de bolsas. Esto es así porque el BCE ha ido empujando a los tenedores de bonos soberanos “core” (Alemania, Francia, Austria…) hacia los bonos “periféricos”, a continuación hacia los corporativos, después indirectamente hacia el high yield y llegará un momento que una parte de las posiciones en bonos se desplazará hacia bolsas.

Actualmente el mercado recibe presiones de liquidez desde los bancos centrales y desde la generación de riqueza de un ciclo económico en expansión (ahorro familiar y cash-flow empresarial), pero aún queda por llegar el momento en que la reducción de exposición a bonos se traduzca en aumento de exposición a bolsas. Es imposible saber cuándo, pero sucederá. Conviene no olvidar esto porque es un factor que no sólo proporciona hoy, sino que seguirá proporcionando en el futuro impulso a las bolsas.

En definitiva, estamos en un punto intermedio de un ciclo económico expansivo que podría no haber consumido más del 30% de su extensión total. Las bolsas aún ofrecen recorrido, soportadas por unas valoraciones aún razonables. Además, cuentan con el atractivo adicional de ser la clase de activo capaz de continuar ofreciendo una rentabilidad esperada suficiente con un riesgo aceptable. Es pronto para pensar en sobrevaloraciones, aunque es un riesgo que comentamos unas líneas más adelante. Los bonos efectivamente están, generalmente, sobrevalorados y los activos inmobiliarios aún ofrecen de un cierto recorrido en precios, incluso a pesar de que los bancos centrales pudieran mostrarse menos relajados. Sobre todo el segmento de oficinas, donde la revisión al alza de los alquileres apenas acaba de comenzar.

Pero existen riesgos, aunque consideramos que su probabilidad de materialización es baja. Estos son, básicamente, la posibilidad de que terminemos entrando en un proceso de sobrevaloración de activos, el hecho de que la política europea vuelva a complicarse y/o la geoestrategia. A continuación tratamos cada uno de ellos rápidamente.

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