La clave de los equipos de trabajo

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Para poder llevar adelante un proyecto es fundamental tener la lucidez de formar un buen equipo. Esto no necesariamente implica tener gente muy capacitada o brillante reunida sino un conjunto de personas equilibrado, motivado, bien conducido.

El valor de un gran equipo reside no sólo en su calidad humana sino, especialmente, en su capacidad de acción y llegada a resultados.  El trabajo en grupo es mucho más que la suma de sus partes. Para que esto suceda es clave un liderazgo que logre extraer el potencial de cada integrante, fomentar la creatividad y por sobre todo, saber dirigir, organizar y optimizar la química grupal.

Hay algunos puntos que bien vale tener en cuenta para encarar un proyecto grupal y que llegue a buen término, incluso uno mucho mejor del esperado:

Elegir a los profesionales adecuados para el proyecto. Aunque suene obvio en la mayoría de los emprendimientos equivocadamente se forma un equipo basándose en  la posibilidad concreta de trabajar con ciertas personas o en las ganas de trabajar con determinada gente por llevarse bien. 

Sin embargo, personas buenas para trabajar no necesariamente son buenas para el proyecto o viceversa, personas con las que uno no tomaría ni un café pueden ser cruciales para llevar el plan adelante.  Los buenos equipos deben ser calculados de manera  fria y racional, basándose en quienes son las personas adecuadas y mejores para el proyecto y no para el que lo organiza.

– Hay diferentes personalidades y un buen lider de proyecto sabe qué perfil es el adecuado para cada área y logra equilibrarlos. Todas personas creativas no llevan los proyectos a ningún lado. Es necesario y hasta imprescindible una persona que no tenga un gramo de creatividad, pero que sea obsesiva para bajar la idea a la realidad. Lo mismo que un pesimista es útil para preveer todas las posibles fallas.

No pedirle peras al olmo. Tener muy claro cuál es el perfil real de la persona y no esperar de ella algo que no es.  Buscar la tarea que mejor pueda desempeñar y capitalizar a favor las características de su personalidad.  Personas muy extrovertidas ponerlas a hacer prensa y sociales, no exigirles que sean  prolijas y metódicas contadoras. De la misma forma no esperar de alguien tímido que  naturalemente tome la iniciativa en una reunión.

Evitar el síndrome de “Muchos caciques y pocos indios”. En trabajos en equipo donde intervienen ideas de mucha gente a la vez siempre debe haber una persona que sea la que define para dónde va el proyecto. Y esa persona debe ser muy visible desde el primer momento y su rol debe ser ese, el del colegiado. El de la palabra final e indiscutible. 

Los proyectos en que no está claro quién es quien toma la decisión final (el final cut) pueden empantanearse y estancarse por no poder definir un detalle insignificante, pero que traba toda la linea de producción posterior. En la vereda opuesta un lider de proyecto con la idea clara de cuál es la meta  y ser inteligente al formar equipos puede sacar lo mejor de cada quien y llegar a crear cosas que los propios miembros por separado nunca hubieran pensado.

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