Gargantúa
La oscuridad donde una estrella brilla, necesaria y sombría, es el azul de tus ojos negros, como un castigo del creador. La belleza es como la matemática, de todo menos opinión, te detendrán por posesión porque la tienes por castigo.
La oscuridad donde una estrella brilla, necesaria y sombría, es el azul de tus ojos negros, como un castigo del creador. La belleza es como la matemática, de todo menos opinión, te detendrán por posesión porque la tienes por castigo.
Donde nada sea útil pero todo sea bonito, allí me encontrarás: donde todo sea sutil pero fugaz. El paso marcial de la infantería luminosa de la primavera atraviesa el cristal, las sábanas de lino blanco macael y el mismo café matinal. El periódico del día con las noticias de ayer, mensajes en el teléfono sin contestar, algo en lo que creer.
Nunca he conocido a nadie como tú, ni siquiera a ti. ¿Y qué viene después? ¿Qué hay después de ti? ¿Qué hay después de todo, al fin y al cabo? Silencio y tinieblas tras la cortina. Ahí viene la noche, aguarda la lluvia, canónica. Se recoge el Sol con la premura del primer beso, fugaz y violento.
La efervescencia sensorial del olor que desprende la lluvia al caer sobre suelo seco: el verano vive más allá del vértigo del mercurio.