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Análisis Técnico
JP MORGAN. CaixaBank ha emitido finalmente 594,3 millones de euros en bonos canjeables por acciones de Repsol, que representan un máximo del 2,5% del capital. La entidad celebra la operación en bolsa con subidas del 0,88% (hasta los 3,79 euros) que la llevan a ser el segundo mejor valor del Ibex, mientras que, por el contrario, la petrolera es ahora el peor título del selectivo, con pérdidas del 2,69%, hasta los 18,42 euros. Y es que, el precio mínimo de canje ha quedado fijado en 18,25 euros (y el máximo en 22,8125 euros), “lo que representa una prima del 20,51% sobre el cierre de ayer: 18,93 euros".

Explica el banco catalán que los bonos, emitidos a la par, vencerán el 22 de noviembre de 2016, “a menos que sean cancelados o amortizados anticipadamente”; y devengarán un interés fijo nominal anual del 4,50% pagadero por año vencido. “Se solicitará la admisión a negociación de los bonos en el Official List de la bolsa de valores irlandesa”, señala el comunicado.

Sin embargo, la clave de esta operación está en que la misma “ optimizará la base de capital de CaixaBank ante las nuevas exigencias de Basilea III, y reforzará la posición de liquidez, que a 30 de septiembre contaba con 66.289 millones de euros”. En concreto, esta transacción genera 37 puntos básicos de capital según los criterios de Basilea III fully loaded, sin tener en cuenta el periodo transitorio, por lo que la entidad espera alcanzar un ratio por encima del 9% a 31 de diciembre 2013. Este ratio no incluye el impacto positivo de un posible cambio regulatorio sobre los activos fiscales diferidos (DTAs por sus siglas en inglés) y ya se sitúa por encima del mínimo exigido para 2019 (7%)”.

Tras la operación, “la entidad presidida por Isidro Fainé y dirigida por Juan María Nin mantendrá su actual participación del 12,02% en Repsol, con sus derechos políticos, y su actual método de contabilización por puesta en equivalencia. Después del canje de los bonos, dicha participación descendería en un máximo del 2,5% en caso de que no se aplicara la posibilidad de reembolsarlos en metálico”.

Los analistas de JP Morgan consideran que esta transacción es “una buena opción para reducir el impacto negativo en capital de esta participación sin tener que cristalizar las pérdidas que CaixaBank está sufriendo con Repsol, y con la vista puesta en superar la revisión de la calidad de los activos (AQR por sus siglas en inglés) del Banco Central Europeo (BCE) y los tests de estrés de la autoridad bancaria europea, la EBA”. Sin embargo, la firma considera que “la venta del porcentaje total habría sido preferible, ya que no vemos valor en mantener tal cantidad de acciones en la petrolera. Sin embargo, se anotaría pérdidas de 590 millones y esa debe ser la razón por la que no optan por esta opción”. Asimismo, consideran que esta operación “abre la puerta a otras similares en CaixaBank con Telefónica (5,6%), Erste Banl (9,1%), Bank of East Asia (15,9%) o Inbursa (9%), donde podemos esperar cualquier opción que permita reducir el consumo de capital. De hecho, este es un factor clave de nuestra recomendación de sobreponderar el valor

Por su parte, los expertos de Ahorro Corporación Financiera (ACF) valoran “positivamente la colocación” y argumentan: “Contamos con un ratio Bis III fully loaded del 9,2% en nuestras estimaciones actuales asumiendo que se monetizan DTAs por diferencias temporales por importe de unos 4.000 millones, lo que supone +270 puntos básicos de capital. A falta de conocer previsiblemente este viernes la solución final de cara a la conversión en créditos fiscales de los DTAs, consideramos que el ratio CET1 Bis III fully loaded de CaixaBank se situaría cómodamente por encima del 9%, lo cual valoramos positivamente”. Sobre el coste de los bonos, estos expertos señalan que la operación “apenas tendrá dilución para el accionista”.

Mientras, desde Bankinter subrayan que “esta operación tendrá un impacto negativo sobre Repsol, por la presión de papel que pueda suponer de cara al futuro y el menor apoyo de su principal accionista; mientras que debería tener un impacto positivo para Caixabank, por la mejora inmediata de los ratios de capital y la expectativa de una posible reducción en la cartera industrial que se encuentra especialmente penalizada en términos de consumo de capital con los criterios de Basilea III”.
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